martes, 26 de abril de 2016

El atentado político y la violencia anarquista


Proudhon y Bakunin proclamaron que la Revolución debe ser espontánea para que no generara liderazgos perversos que intentaran convertirse en poderes políticos. Por lo que algunos anarquistas utilizaron el terrorismo y la violencia como herramienta política para provocarla, pues creían que la destrucción del estado sólo podía conseguirse tras la destrucción de quienes ostentan el poder. Numerosos crímenes políticos de carácter anarquista se basaron en estas premisas: El asesinato del vigésimo quinto Presidente de los Estados Unidos William McKinley, a manos de Leon Czolgosz; los asesinatos de los Presidentes Españoles, Antonio Cánovas del Castillo, el 8 de agosto de 1897, por el anarquista italiano Michele Angiolillo y el de Eduardo Dato, asesinado en 1921 por un atentado que llevaron a cabo los militantes anarquistas Pedro Mateu Cusidó, Luis Nicolau Fort y Ramón Casanellas Lluch; en 1881 el grupo terrorista populista ruso Naródnaia Volia asesina al zar Alejandro II; en 1900 Gaetano Bresci mata al rey de Italia Humberto I.


La serie de acciones dirigidas contra figuras públicas y sociedad civil provocó la concepción del anarquismo fuese identificada con el terrorismo en la colectividad capitalista. Pues se le cuestionaba la contradicción de facto respecto al uso de la violencia como subversión y las ideas de fraternidad que al mismo tiempo se encontraban en su discurso ideológico. Así la represión política que sufrieron todos los anarquistas (violentos, o no) fue terrible, al punto de casi desaparecer de la esfera política en numerosos países. Aún que mucha de esa mala fama fue construida artificialmente por capitalistas y socialistas, por ejemplo Uri Eisenzweig dedica su obra Ficciones del anarquismo a hacer un seguimiento de las notas de prensa aparecidas en Paris entre 18 y 18 , tras los primeros atentados presumiblemente atribuidos a simpatizantes anarquistas. En esta obra Eisenzweig demuestra que la prensa sensacionalista se cebó los bigotes con hechos menores que transformaron fácilmente en material noticioso para nutrir el discurso ignominioso sobre la supuesta analogía entre el pensamiento anarquista y el nuevo terror explosivo que el mundo estaba por conocer en manos de reducidos grupos radicales a finales del siglo XIX.

Referencias

Eisenzweig, Uri. Ficciones del anarquismo. Series en (Sección de Obras de Historia). México: FCE, 2004