lunes, 30 de octubre de 2017

Fernand Braudel en la construcción de la historiografía contemporánea

Braudel establece una crítica al campo histórico tradicional de su época por dar este excesivo énfasis al desarrollo de las campañas militares y al actuar de los grandes hombres, por lo que su principal interés es situar a los individuos y los acontecimientos en el medio geográfico en el que se desarrollan; planteando una historia en la que los cambios se perciben mucho más lentos, con ciclos recurrentes en relación con su ambiente geográfico, situando este como parte misma de la historia. Pues para Braudel ni los acontecimientos, ni las tendencias generales pueden comprenderse sin esta relación.
Su gran problema para las primeras producciones, era mostrar que el tiempo se mueve a diferentes velocidades, y a los acontecimientos no los comprende sin la historia de las estructuras y estas requieren a su vez de la historia ambiental para ser explicados, pues describe al ser humano como prisionero de su ámbito físico y su estructura mental, un destino sobre el que el hombre poco puede hacer. Al tratar vastos espacios y largos periodos, Braudel afronta el riesgo de disminuir la importancia del acontecer humano, tratando de que sus lectores cobren conciencia de la importancia que tiene la historia del espacio geográfico, en lugar de utilizar sólo el acontecer político como única unidad estructuránte para el desarrollo historiográfico, proponiendo así un ejercicio de larga duración en tres categorías esenciales: Geográfica, Social e Individual. Como respuesta a su necesidad de ver las cosas a gran escala.
Así, el estudio de la larga duración, combina la compleja interacción del ambiente geográfico, la economía, la sociedad, la política, la cultura y los acontecimientos; procurando una visión de las cosas en su conjunto. Este ejercicio interdisciplinario se ve favorecido por la creación de la Mison des Sciences de l’Homme, que posibilitó la proximidad con pensadores como Claude Lévi-Strauss y Pierre Bourdieu, quienes en la cotidianidad seguramente fueron partícipes de charlas informales y seminarios conjuntos, manteniendo a los historiadores de los Annales en contacto con las novedades disciplinares de sus vecinos.
En un segundo periodo productivo, Braudel en colaboración con Febvre, al reconstruir la historia de la vida material europea, entre 1400 y 1800, descarta el enfoque tradicional de la economía política y considera a la vida cotidiana como concepto rector, relacionado a la civilización material, para tratar de establecer desde este punto de partida explicaciones a los procesos de relación entre la “pequeña historia” y aquella que tiene que ver con las grandes tendencias económicas y sociales de una época civilizatoria, aunque Braudel no aborda la historia de las mentalidades a la manera de Febvre, sino que centra su atención en las áreas culturales que tienen que ver con el intercambio de bienes interculturales, ejemplo: La exportación de mobiliario occidental a las culturas orientales, y su contundente rechazo por parte de estas.

A lo largo de su obra intelectual, Braudel procura un equilibrio entre lo abstracto y lo concreto; lo general y lo particular. Interrumpiendo su visión panorámica en ocasiones para enfocarse en el estudio de algún caso concreto, echando mano a recursos anecdóticos descriptivos como anclaje narrativo para mantener la atención de su audiencia, al tiempo que apuntala su discurso global, sin perder de vista esa visión multifactorial que integra su relato.
No obstante el método historiográfico propuesto por Braudel no está exento de críticas disciplinares. En principio esa amplitud de espíritu histórico, a decir de sus críticos, en ocasiones resulta en una falta de rigor analítico que asigna importancia a factores insostenibles en una discusión formal especializada, como lo demuestran las críticas por parte de sus contemporáneos, a sus tesis sobre la quiebra de la burguesía en el Mediterráneo, ó la relativa significancia que asigna a la Batalla e Lepanto. Otro punto cuestionable a su abordaje total, pudiera ser el débil análisis que realiza sobre los valores, actitudes y mentalidades colectivas a lo largo de su obra.

Aún así, lo que Braudel intenta demostrar con su trabajo (y parece ser que lo logra con bastante éxito), es plantear la posibilidad de que en pleno siglo XX -posterior a la excesiva tecnificación científica, resultante de las dos guerras mundiales- es posible resistir a las presiones de hiperespecialización disciplinar, consiguiendo operacionalizar el concepto de “historia de larga duración”, para abordar problemas concretos, en diálogo con otras disciplinas sociales.