lunes, 13 de noviembre de 2017

Entre el enfoque cuantitativo de la historia y la propuesta interpretativa que ofrece Darnton

Benedict, P. (1985). STORIA INTERPRETATIVA O STORIA QUANTITATIVA? Quaderni Storici, 20(58 (1)), nuova serie, 257-269.    
        Llama la atención que el inicio de las reflexiones de Philip Benedict sobre la aparición del libro: La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa del historiador Robert Darnton , tomen lugar en la distante relación entre el acontecimiento académico y el público culto de Norteamérica, mientras que la comercialización del libro encuentra excelente ánimo de acogida entre un amplio sector de lectores a nivel mundial, no privativo del ámbito académico. Se trata de un libro escrito originalmente en inglés, que da cuenta de los distintos niveles culturales existentes en la Francia del siglo XVIII. Escrito por la pluma de un extraordinario estilista “la prosa está agradablemente salpicada de expresiones francesas y fluye con facilidad entre el vigoroso inglés coloquial y el argot específico de numerosas especialidades académicas.” Darnton logra lanzar ideas con  un abordaje de interés para diversas disciplinas; presentadas con claridad y verificando cada una de ellas mediante escrupulosas pruebas de archivo, estimulando así lecturas en niveles diversos para ofrecer un nuevo enfoque a la historia de las mentalidades. Una historia en tendencia etnográfica, sensible a las sugerencias de la antropología cultural.
 La alternativa metodológica que Darnton propone, en contraposición a los métodos cuantitativos, que estaban tan de moda en los trabajos sobre historia cultural, es un enfoque hermenéutico, en el que: cuando el historiador no alcance a comprender  los significados del pasado en el texto “se ofrece un camino fértil para penetrar las visiones del mundo que hemos perdido. Partiendo de tales documentos, colocándolos en el mundo circundante de los significados, pasando del texto al contexto y viceversa”, así el lector encuentra significados a partir de su propio lugar intelectual. Muchos de los textos de partida para La gran matanza, incluyen géneros que pocos historiadores han utilizado antes como fuentes primarias; cuentos, relatos, manuscritos y documentos poco notables; textos insólitos y cautivadores, pero en el fondo según Benedict, el lector familiarizado con la nueva forma de abordar la historia del ‘Antiguo Régimen’, nota que el terreno que se recorre en cada capítulo es un trayecto familiar. Para un historiador que rechaza el carácter impersonal y mecánico de la historia cuantitativa, la antropología cultural ofrece un camino que le permite ‘escribir la historia desde abajo’, de alguna manera más respetuoso del valor del individuo y con cierta libertad a los supuestos materialistas de las tensiones de clase.
 Los principales argumentos que en esta controversia ofrece Darnton, son que la gente del pasado a la que estudiamos, necesita ser interpretada no contada y muchos trabajos recientes terminan siendo meras colecciones de tablas. Otro punto importante en este sentido, es que las curvas estadísticas son en primera instancia, construcciones artificiales realizadas por los historiadores, cuya interpretación queda influida por los prejuicios de estos mismos. Por último, los objetos culturales , a diferencia de los tabulados estadísticos, son producciones directamente diseñadas por los sujetos de estudio quienes les dan significado en su propio contexto.
  Para Benedict, “el método Darnton resulta mucho menos innovativo (sic) de lo que su vestimenta lo hace parecer a primera vista” y existen modificaciones históricas en los modos de pensar, que difícilmente se comprenderían en el presente sin los métodos cuantitativos aplicados a la historia. Y en lo que yo consideraría un ejercicio de cierre reflexivo un poco forzado Benedict  comenta que: “The Great es el libro perfecto para recomendar a los amigos que no son historiadores, para mostrarles el fermento de nuestra materia en este momento; y al mismo tiempo… son consistentes tanto el interés como la importancia de los resultados teóricos, estimulantes para los especialistas que reflexionarán sobre él. Pero no se trata de un libro que transforma nuestra comprensión de la Francia del XVIII”
 En lo personal, creo que “La cuantificación no debe estar en el polo opuesto de una investigación de significados”. La complementariedad de técnicas y enfoques cuantitativos podría apoyarnos en la construcción de explicaciones al hecho de que creencias y actitudes difundidas tradicionalmente como testimoniales por los documentos fuentes, fueron verdaderamente compartidas por los diversos sectores de la población. Pero contrarío a la opinión de Benedict si considero que el estudio serio de la forma en que se investigó y escribió La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa, puede ser buen pretexto para la reconstrucción de un discurso del método innovador, aún que no necesariamente en total control de la academia.