lunes, 6 de noviembre de 2017

La tercera Generación de Annales

En esta generación de Annales se intensifica la apertura disciplinar y geográfica al conocimiento generado desde distintos frentes académicos; continúan en su búsqueda por encontrar formas novedosas de hacer historia y posiblemente la migración en el idioma de producción - del francés al ingles - juega un papel importante en el proceso de descentralización del conocimiento. La tendencia principal de los historiadores de Annales se centraba en comprender cómo las ideologías y la imaginación social influían en los acontecimientos, es decir una historia de las mentalidades donde la motivación y las estructuras mentales, los hábitos de pensamiento y el aparato intelectual de las sociedades jugaban un papel fundamental para tratar de explicar los sucesos del pasado. Los métodos cuantitativos de la investigación social, encuentran buen lugar de desarrollo entre esta generación, e incluso algunos de estos historiadores utilizan formas de representación gráfica en los documentos generados para ilustrar sus contribuciones. Una de las formas que adquirió esta tendencia de concepción histórica fue denominada como psicohistoria basada en la ideas de Wilhelm Reich y Erich Fromm, con exponentes como Laurie, Le Roy, Besancon y Delameau.
            Intelectuales historiadoras femeninas consiguen un sitio de discusión incluyente para su producción profesional, cobrando importancia el Género como centro de interés temático en la construcción historiográfica.
            El debate entre Braudel y Mandrou da cuenta de las tensiones universales en la búsqueda constante de modelos novedosos para abordar la realidad y las posturas que pugnan por consolidar los enfoques también recientes en lo que podríamos llamar la nueva historia.
            La Historia de la Alfabetización y la Historia del Libro, son temas ampliamente desarrollados por esta generación, en muchos casos haciendo uso de métodos cuantitativos de manera efectiva, por ser temas en la esfera de la historia cultural que se prestan a la investigación colectiva y al análisis estadístico. En lo que respecta a la Historia de la Alfabetización, el proyecto más importante lo desarrolló Jaques Ozouf, utilizando censos y estadísticas castrenses, para determinar la capacidad de firma y lectura de los reclutas franceses entre el siglo XVI y XIX. Mientras que la Historia del Libro, se concentra en la investigación sobre tendencias de producción del libro impreso y en los hábitos de consumo y lectura de los diferentes grupos sociales. La figura clave en la historia del libro, fue Henri-Jean Martin, quien estudió de manera general la inversión y difusión de la imprenta, para continuar después con un estudio riguroso sobre las tendencias productivas y de comercio del libro, así como los gustos culturales en los diferentes grupos de público lector. Este tipo de trabajos permitió a los historiadores contemporáneos situar al análisis de la lectura en el marco de un  estudio general de la lectura material en los diferentes estratos sociales.

            Pero las pretensiones modestas o extremas en el uso de los métodos cuantitativos y las maneras sensatas o crudas con que estos fueron empleados, generaron una especie de reacción intelectual contra esa forma de abordaje de la historia, respuesta especialmente crítica contra el predominio de la historia social y estructural, distinguiéndose tres corrientes principales: El giro antropológico, un retorno al tema político y el renacimiento de la forma narrativa.