De 1846 a 1848, México y Estados Unidos se
enfrentaron en una guerra cuyo desenlace
fue la pérdida de una gran cantidad de territorios de México, en
beneficio de Estados Unidos. La campaña militar estadounidense constó de tres
objetivos: la invasión del norte de México llevada a cabo por Taylor; la
ocupación de Nuevo México y California, por tropas al mando del coronel Stephen
Watts Kearny; y el bloqueo de las costas mexicanas. Sin un gobierno estable el
país entero corría gran riesgo ya que buena parte de su territorio estaba
ocupado por los invasores. Por fortuna, los británicos intervinieron para
convencer al gobierno estadounidense de negociar la paz, lo que se logró con el
Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado
el 2 de febrero de 1848, con el que se restableció la paz que supuso para
México la pérdida de más de la mitad de su territorio, pues el río Bravo se
convirtió en la frontera meridional de Texas, mientras que California y Nuevo
México fueron cedidos a los Estados Unidos. En compensación, Estados Unidos
desembolsó a México 15 millones de dólares, pagaderos en cinco plazos anuales,
y se comprometió a solucionar todas las reclamaciones de sus ciudadanos contra
México que superaban los 3.5 millones de dólares. La historia demuestra que las
ambiciones políticas y económicas de los vecinos del norte, la falta total de
organización, y la falta de educación, han convertido al México de hoy en un
Estado asociado y dependiente totalmente de Estados Unidos.
Referencias consultadas
Escalante, Pablo 1963-, autor. Nueva historia mínima de México. Series
en Historia mínima (Mexico City, Mexico). México, DF: El Colegio de México,
2004;2011.