viernes, 29 de enero de 2021

Historia, historias y estructuras formales del tiempo

Koselleck, Reinhart. “Historia, historias y estructuras formales del tiempo” En: Futuro pasado: para una semántica de los tiempos históricos. Barcelona : Paidós, 1993


Koselleck investiga experiencias históricas del tiempo y sus concepciones en diferentes momentos históricos, vistos desde el paradigma de la modernidad hace comparaciones con periodos pre modernos mediante la recurrencia a datos socio históricos, analiza testimonios lingüisticos que evidencian sus distintas experiencias temporales, comparándolas entre sí.

Su argumento es que desde el punto de vista semántico se pueden obtener indicios concretos para seguir las huellas de las transformaciones de la historia como disciplina y las modificaciones en la percepción de los tiempos históricos de quienes los experimentan. Desde la idea de que la investigación histórica exige una correcta datación para ordenar, narrar y analizar los acontecimientos del pasado es una presuposición del historiador (una construcción social de su tiempo y contexto) y en términos cronológicos no determina su propio tiempo histórico, pues se solapan diferentes ámbitos de experiencia y se entrecruzan distintas perspectivas de futuro. Así los tiempos históricos quedan vinculados a unidades políticas y sociales que dotan de capacidad de agencia entre actores e instituciones, con ritmos temporales propios, es como si viéramos muchos tiempos superpuestos unos a otros. Afirma que “para preservar la unidad de la historia como ciencia tienen que desarrollarse premisas teóricas que sean capaces de descubrir tanto las experiencias pasadas que pertenecen a un tipo completamente distinto, como también las experiencias propias”, por lo que pretende identificar las estructuras temporales de análisis para las historias.

Koselleck afirma que la historia no tiene un objeto de estudio propio pues participa de todas las ciencias sociales y del espíritu y se distingue sólo por sus métodos y sus reglas para llegar a resultados comprobables y los cuestionamientos por las estructuras temporales parecen servir al estudio teórico de su ámbito de investigación; entonces de ello se generan algunas inquietudes personales: ¿No será el tiempo el verdadero objeto de estudio?, ¿Tienen los historiadores sus tiempos propios no calendáricos u horarios?, ¿De ser así se presenta en distintos ritmos (aceleraciones, ralentizaciones, repeticiones, pronósticos, profecías, cálculos)?, ¿Qué sería entonces el tiempo histórico para la teoría de la historia en particular y la ciencia histórica en general? 

Para indagar sobre las estructuras temporales de la historia moderna y las historias en plural, y sus modalidades temporales de experiencia, recurre al análisis de épocas con órdenes temporales distintos, como retículos de conocimiento histórico que en la vida cotidiana, la política y las relaciones sociales, evidencian discusiones sobre las estructuras temporales institucionales, no sobrepasadas por las distintas épocas: Grecia y Persia clásicas (democracia/aristocracia); tradición judeocristiana (consideración de sus antagónicos para la legitimación de su propia historia); edad media (relativización de acontecimientos terrenales respecto al juicio final) y antiguo régimen (capacidad teórica para asimilar el derecho divino).

Así demuestra que el vínculo entre la historia en la modernidad, con la pluralidad de historias en el pasado, muestra razonablemente que las estructuras históricas y las experiencias del pasado se formularon aún antes de que se concibiera semánticamente la historia como progreso = Modernidad.

“El enlace natural de los decursos históricos en el mundo experiencial de la cosmología griega y el ordo temporarum teológico de la doctrina savífica judeocristiana, contenían conocimientos históricos que sólo podían alcanzarse haciendo abstracción de una totalidad de la historia”

Entonces:

¿Qué categorías de la historia moderna le diferenciarán de las concepciones del tiempo, analizados en los ejemplos?

Para responder, propone considerar los movimientos aceleraciones/ralentizaciones en las experiencias y expectativas históricas del mundo tecnificado, pues ya no es el juicio final, el derecho divino, o la cosmogonía mitológica; sino la suma de partes del mundo pensado como sistema.