martes, 10 de mayo de 2016

Representación iconográfica en los códices Mesoamericanos

¿Cuáles son los testigos documentales que exponen la importancia del maíz en las culturas Mesoamericanas?

Lugar común en el imaginario sociocultural del México contemporáneo es la presencia del Maíz, constante en muchos de los aspectos de nuestra historia nacional; el término evoca pasado y presente, trabajo, alimentación, cultura y cosmogonía. 

Desde su domesticación en el México precolonial, el Maíz ha sido símbolo de identidad, orgullo, estandarte amalgamador y muchas veces conciliador. Pero de a poco y casi sin darnos cuenta, en el tiempo presente esa figura milenaria se ha ido desdibujando, perdiendo fuerza ante la creciente tendencia de nuestras sociedades contemporáneas que se suman a la cultura de hiperconsumo líquido del fast food y las grandes cadenas de supermercado globalizador, imperante en las últimas décadas.

Se pretende entonces (con toda humildad) ofrecer un micro viaje en el tiempo para dialogar con un grupo de “antiguos poseedores de la palabra”, cuya actualidad artística, cultural y cosmogónica pudiera revitalizar algunas de las estrategias de resistencia al olvido de una parte de nuestras raíces. Si bien muchos son los autores que desde distintas perspectivas han abordado el estudio de la palabra escrita precolombina y colonial, así como sus diferentes soportes, el presente es un acercamiento desde la representación gráfica de la figura de maíz, en diferentes documentos (códices): Como planta sagrada, como alimento fundamental, como motor económico, como mito y leyenda en las culturas originarias de nuestro pueblo actual.

¿Qué son los códices Mesoamericanos? 

Aparentemente el término "códice" proviene etimológicamente del latín: caudex = “tronco” - codex= "libro manuscrito”; vocablo también utilizado por los conquistadores españoles para nombrar los documentos pictóricos realizados por los pueblos originarios de México y América Central, antes y durante el periodo histórico conocido como “La colonia”. Este término en Europa encontraba sentido, pues los primeros manuscritos se conformaban por tablas de madera cosidas entre ellas por algún tipo de cordel. Pero los documentos manuscritos en las culturas americanas poseen otras características. Su formato difiere notablemente de los Códices del Viejo Mundo, pues los libros americanos de procedencia indígena se fabricaban con tiras de piel de animal, fibra de amate, o de maguey; y su superficie se pintaba de blanco para poder escribir sobre ellos con pincel.

Aparte de utilizarse un soporte distinto a los documentos que se utilizaban en Europa y Asia, también difería su formato, pues en vez de formarse con cuadernos doblados y cosidos entre sí, las hojas de amatl se plegaban en forma de acordeón. Entonces, ¿Por qué seguir llamando “Códices” a estos documentos que a todas luces son distintos?

Desde el periodo que los estudiosos llaman “formativo” aproximadamente mil años antes de nuestra era, existen vestigios de escritura Mesoamericana, como ejemplo algunas piezas descubiertas en Monte Albán (Oaxaca); Tres Zapotes (Veracruz); y en Guatemala. Ya en el periodo “clásico”, son abundantes los ejemplos de escritura ideográfica-fonética (culturas, teotihuacana mayas, zapotecas y posteriormente Toltecas). Y es posible afirmar que en el periodo posclásico esta práctica cultural estaba generalizada por toda Mesoamerica.

Como ya se mencionó, los documentos mesoamericanos, antes de Cortés, eran confeccionados principalmente a base de fibras vegetales mediante procesos tecnológicos bastante elaborados, o bien, utilizando pieles de animales curtidas de manera muy particular para servir como soporte de escritura y pintura, los documentos precolombinos; su morfología es la de libros plegados en forma de acordeón y algunas veces encuadernados; escritos muchos de ellos por ambos lados,

Para efectos del presente trabajo podemos dividir los diferentes libros precortesianos que utilizaremos, en tres grandes grupos:
1.- Mexicas - Hechos de amate o piel y correspondientes a la cultura mexica del centro de México.
2.- Mixtecos - Hechos en amate o piel y pertenecientes a la cultura mixteca, ubicada en el estado de Oaxaca.
3 .- Mayas - Fabricados en papel agave y procedentes de Yucatán y Centroamérica.
Es importante destacar que las culturas zapotecas, otomíes y purépechas también realizaron documentos; pero al momento no contamos con información que posibilite establecer si existen representaciones iconográficas del maíz en los que aún se conservan.

Durante la primera mitad del sigo XX se pensaba que los documentos Mesoamericanos solo tenían un carácter ritual-religioso-astrológico-calendario. Pero a raíz de las interpretaciones de Antonio Caso (1949) se les confirió carácter histórico y toponimia, para representar ciertas estructuras de realidad, siempre que no se deje de lado la consideración de las características de "mitohistoria" en sus contenidos y su carácter propagandístico. Es recomendable no pensarlos como documentos fuente de verdad histórica, al menos no hacerlo desde los parámetros contemporáneos.

En lo referente a los componentes principales de los que se valía la escritura precolombina identificamos tres tipos, a saber:
Pictogramas. Signos que representan objetos claramente identificables (casas, templos, plantas, animales).
Logogramas o ideogramas. Similares a las volutas que significan conversación, bultos mortuorios, hombres sujetos por los cabellos.
Glotográficos. Presunciones para términos con varios significados y que expresan estructuras lingüísticas en un idioma determinado.
Es pertinente aclarar que el conocimiento de la lengua es fundamental para comprender la escritura glífica y aunque no es objeto del presente trabajo, abordaremos terminología nahuatl y maya, para contextualizar nuestro objeto de estudio.

Actualmente identificamos muchos de los diferentes documentos manuscritos de America, con nombres que no necesariamente se relacionan con sus autores originales, la cultura, o el sitio geográfico al que pertenecieron; sino con el nombre de los investigadores que los descifraron o estudiaron con mayor dedicación y en algunos casos solo por el simple hecho de haberlos tenido en su poder por algún tiempo.

A la llegada de los conquistadores y por convenir así a sus intereses coloniales, se confeccionaron códices conocidos como post-cortesianos, bajo la forma del códice europeo. Estos libros hechos con papel europeo importado, y distribuidos en cuadernos plegados, cosidos entre sí y encuadernados, eran copiados por manos indígenas ya sea en lenguas y escritura castellana-iconográfica, o solo en lengua y escritura indígena. 


¿Quiénes fueron sus autores? 

En las civilizaciones de la America precolombina, quienes practicaban la escritura glífica debían poseer aptitudes particulares, así como profundo conocimiento de la lengua. Estos posiblemente se formaban en centros de enseñanza destinados a las clases altas, se les escogía desde muy jóvenes, instruidos en la lengua y el saber de su época. En el mundo nahuatl se les llamaba tlacuilos, mientras que en la civilización maya se les conocía como ad´zhid.

Y es esta la primera división que debemos considerar para el presente trabajo; dos cosmovisiones diferentes, dos lenguas diferentes, dos estructuras socioculturales diferentes y sobre todo dos entornos geo-biológicos distintos.

Por un lado la altiplanicie central Mesoamericana, término acuñado por Paul Kirchhoff, sección que iniciaba al suroeste de Estados Unidos, hasta antes de la frontera sur de México, en la que se desarrollaron culturas como la Mixteca, Tolteca, Zapoteca, Chichimeca, Huasteca y Olmeca; Y la cual actualmente reconocemos mediante una "ficticia" unidad que consiguió el grupo Mexica mediante la guerra y el sometimiento.

Por otro lado los grupos Mayas con su exuberante vegetación selvática y esa resistencia cultural que hasta nuestros días ha permitido que los descendientes de esas antiguas civilizaciones continúen con algunas tradiciones y modo de vida como hace 3000 años.

El mundo nahuatl 

En las sociedades nahuatlacas, particularmente en la que conformaron los Mexicas, la enseñanza especializada se realizaba en el calmecac, en que los nobles adquirían el conocimiento de la escritura pictográfica, y los asuntos relacionados con esta, “…se les instruía además en los cánticos que llamaban divinos, que conservaban escritos en papel con letras jeroglíficas (que también les enseñaban a dibujar). Aprendían así mismo la cuenta del tiempo; el arte de augurar y aquella parte de la astrología que dá respuesta a las cosas futuras y predice los acontecimientos lejanos” (Hernández 1570 lib. 1)

A continuación se presentan algunas de las diferentes voces en lengua nahuatl para designar a los hacedores de la palabra escrita:

Voces para nombrar a los escribas en nahuatl 
amatlacuilo Escribano principal
tlatollaliani Escritor que compone
nelli tlacuilo Escritor verdadero
tetlatolicuilo o tetlatolicuiloani Escribano de lo que otro dice
minonotzaliztlacuilo Escribano de contratos
tlatlatlamachiliztli Iluminador de libros
nemiliztlatolycuiloani Historiador
xiuhtlacuilo Cronista
El papel de estos amanuenses era muy importante, pues eran responsables de perpetuar el saber de los pueblos en diferentes especialidades destinados a los centros religiosos, económicos o civiles que necesitaban sus servicios.

Quizá valga la pena detenernos a pensar en las posibles diferencias entre escribas, trazadores, dibujantes e iluminadores quizá en un nivel artesanal y los posibles autores intelectuales de contenidos en los códices precolombinos.

El mundo maya 

Posiblemente, la escritura maya sea la creación cultural más elaborada en Mesoamérica, esta ha sido clasificada por diferentes epigrafistas, como “jeroglífica” por comparación con la escritura egipcia, pero siguiendo el postulado principal de este trabajo, proponemos desvincularle de este tipo de comparaciones colonizadoras; y una de las ventajas que podemos tener para comprender un poco más fácil la cosmovisión de este pueblo originario, es que la civilización maya en realidad no desapareció, pues muchos de sus descendientes aún viven en la región, conservando costumbres ancestrales que favorecen la comprensión de la cultura mayense.

El desciframiento de los escritos mayas se inició con los esfuerzos de Fray Diego de Landa, autor de la Relación de las cosas de Yucatán, en la que trata brevemente sobre los escribas mayas y sus libros: “Los de Yucatan fueron tan curiosos en las cosas de la religión, como en las del gobierno… que escribían sus libros en una hoja larga, doblada con pliegues que se venía a cerrar toda entre dos tablas que hacían muy galanas, y que escribían de una parte a otra a columnas, según eran los pliegues; y que este papel lo hacían de las raíces de un árbol y que le daban un lustre blanco en que se podía escribir bien y que algunos señores principales sabían de estas ciencias por curiosidad y que por esto eran más estimados aún que no las usaban en público.” (Landa, 1566 libro VII) Landa uno de los principales biblioclastas de la historia, de alguna manera arrepentido de haber destruido muchos documentos prehispánicos, intentó construir un diccionario maya, transliterando los símbolos y dando una interpretación colonial que si bien no fue la más afortunada, ha servido de base para que desde el siglo XIX los epigrafistas vayan construyendo los significados, aunque esta es una tarea en proceso.

Una imagen interesante sobre estos hacedores de palabras, la encontramos en la Historia de la vida cotidiana, editado recientemente por el Colegio de México y el Fondo de cultura Económica: “(en la vida cortesana) cierto tipo de personajes muy frecuentes son los custodios de los libros. Se trataba de funcionarios de alto rango, que seguramente no se limitaban a hacer las veces de bibliotecarios, como su nombre lo indica, sino que participaban en la redacción de los códices, escribían también sobre piedra, estuco y madera, llevaban los controles administrativos y, quizá, fungían como consejeros del soberano. Usaban cabello corto con bordes irregulares, pero envuelto en un tocado de tela, un fardo de palillos atado sobre la frente por medio de una tira de papel, en tanto que el tocado se sujetaba con un nudo; a veces también llevaban pinceles o huesecillos con puntas curvas que empleaban para grabar, los cuales, junto con lirios acuáticos, constituían elementos del tocado” (Velásquez, 2004 pp.115)

Sabemos que la lectura se realiza de izquierda a derecha, mediante sus dobles columnas y de arriba hacia abajo, aunque algunas veces hay diferentes combinaciones.



¿Cuál fue su importancia en las culturas originarias? 

La cosmovisión de un pueblo encuentra sentido en las actividades cotidianas de todos los miembros que integran un pueblo, su interacción con el medio y los acuerdos sociales construyen representaciones colectivas generando pautas de conducta en diferentes ámbitos de acción. Así en las culturas originarias de América, la figura del maíz fue una pieza fundamental de esta cosmovisión, responsable de muchos de los mitos que intentan explicar origen y razón de ser de los seres humanos.

La mayor parte de los documentos precolombinos que se conservan, tuvieron una finalidad genealógica, lo que lleva a suponer que las elites en las diferentes estados-naciones de América, se valían de ellos para legitimar sus reinados; pero existen algunos otros documentos con características históricas, o rituales calendáricas, e incluso los hay como libros de cuentas, posiblemente utilizados con fines administrativos.

Durante todo el siglo XVI, se siguió usando el sistema de escritura iconográfico, por parte de los escribas naturales de la Nueva España quienes de alguna manera recogieron y preservaron la historia derivada de la tradición oral. (Como ejemplo podemos citar el “Mapa de Teozacalco”- Oaxaca, que complementa la relación hecha por Hernando de Cervantes para Felipe III; y que demuestra que 60 años después de la conquista se seguía usando este tipo de representación gráfica).

Para los antiguos Mesoamericanos el cultivo de maíz regía los ciclos calendáricos anuales; y alrededor de estos se estructuraba la observación del movimiento de los astros, como lo explica Johanna Broda, al hablar sobre la importancia de Venus en la observación astronómica cuya característica principal es la alternancia de la temporada de lluvias y la de secas, el tiempo de preparación de las parcelas, el inicio de la siembra y la cosecha. (Broda, Johanna

En lo referente a la lectura pública de los documentos en que representaron la figura del maíz, se piensa que posiblemente se realizaba como una representación ceremonial en la que se incluía música, baile y el recitar de memoria los diferentes versos que componían el discurso contenido en los códices. El orden de lectura en estos documentos seguramente estaría indicado por el esquema general de las páginas y la división de apartados mediante las líneas divisorias muchas veces realizadas con pigmentos rojos. Algo así como las partituras musicales.

1. Aparentemente no hay mención de personas que no pertenecieron a la nobleza en los códices, posible búsqueda de legitimación mediática de los grupos de poder.

2. La escritura estaba reservada para grupos nobles, con base en la cosmovisión precolombina sobre el bucle palabra - verdad.

3. No es posible establecer mediante parámetros de análisis de discurso contemporáneos, entre la propaganda política, las descripciones históricas y la invención del mito.

¿Cuál es su importancia en la actualidad? 

Muchos fueron los códices precolombinos destruidos por los conquistadores, en su afán por convertir a los pueblos sometidos. Estos códices en su mayoría religiosos-rituales sufrieron el peor de los destinos biblioclásticos que la barbarie intelectual puede ejercer sobre cualquier documento. Pero no sólo la administración española realizó estás practica de negación cultural, pues los pueblos conquistadores en Mesoamerica, en más de una ocasión re-escribieron la historia de los vencedores, anulando los códices predecesores de los grupos avasallados.

Por tanto, el contenido de los códices precolombinos no puede ni debe ser interpretado bajo los criterios contemporáneos de verdad histórica, y pensar su lectura desde distintas categorías articuladas transversalmente como contenido, sentido, intensión, y objetivo.

Caso apunta cuatro características a considerar al momento de apreciar el valor histórico de los manuscritos precolombinos, en primer lugar reconocer “la posibilidad que tenían los escribas de utilizar un sistema glífico, en parte iconográfico y posiblemente también fonético que les permitía consignar los acontecimientos más importantes”; en segundo, “la existencia de un computo del tiempo debidamente formalizado que les permitía consignar exactamente cuando había ocurrido un acontecimiento, marcando el año y el día”; en tercer sitio reflexiona sobre el hecho de que en varios de los códices precolombinos “encontramos el mismo hecho relatado independientemente, a veces usando un tipo de escritura bastante diferente”. Por último, llama la atención que “el sistema de escritura se continuó después de la conquista y, en consecuencia, tenemos varios documentos en los que aparecen consignados acontecimientos históricos escritos con glifos y en español”. (Caso, 2003 Vol 2 pp.75)

Entonces desde la perspectiva que interesa plantear en el presente trabajo, se puede resumir la importancia de estos documentos ancestrales, como posible “chimalli” de resistencia cultural que haga contrapeso a ese periodo histórico, el más largo en la memoria Mesoamericana: La colonia; y de donde heredamos muchos de los prejuicios y razonamientos modernos. Al mismo tiempo que posibilite un pequeño y humilde referente para resistir los embates globalizadores y supraconsumistas de la sociedades actuales.

En la segunda parte de este trabajo se pretenderá mostrar un breve resumen histórico de los diferentes documentos Americanos en que fue representada la figura del maíz.

Continuará...