lunes, 8 de marzo de 2021

Desarrollo, nacionalismo y relaciones exteriores en Brasil de los años cincuenta

Rossotto Rafael. Agrandando el pastel. Políticas de desarrollo, nacionalismo y relaciones exteriores en el Brasil de los años cincuenta. En Foro internacional, vol, 47, No. 2, 2007

La posguerra ejerció un fuerte impacto en la economía brasileña, la guerra le afectó positivamente, produciendo un superávit en sus intercambios comerciales durante el conflicto, pero comenzada la reconstrucción el capital se enfocó hacia los países involucrados directamente en la guerra, y la economía brasileña cayó drásticamente, forzando a las élites a redefinir sus prioridades productivas, pues los productos brasileños no podían competir en mercados internacionales y la dependencia tradicional de las exportaciones de café se vió afectada por medidas proteccionistas en Europa y Estados Unidos. El interés en promover una industrialización acelerada se volvió prioritário para Getulio Vargas y Juscelino Kubitschek. Aunque cada uno transitó caminos diferentes, compartían la idea de que la estabilidad social del país dependía de lograr un alto nivel de crecimiento económico en el menor tiempo posible. Terminada la WWII, nuevas organizaciones financieras y políticas internacionales se constituyeron para fortalecer la interdependencia de las economías nacionales, reforzando los vínculos entre los países de la esfera capitalista en el contexto de la bipolaridad política de la Guerra Fría. Una de estas organizaciones diseñada para buscar la manera en que Latinoamérica podría aprovecharse de este nuevo ciclo de desarrollo capitalista, fue la CEPAL, creada por la ONU en 1948. Los programas de desarrollo de la década de los 50´ en Brasil fueron ideados por las dos administraciones basados en las formulaciones técnicas de este organismo.

En esa década América Latina experimentó una crisis crónica en sus balanzas de pagos, dado su déficit en el comercio exterior. La política centrada en una rápida industrialización a través de la sustitución de importaciones y la producción doméstica de bienes industrializados con base en programas estatales de desarrollo llegó a ser conocida en Latinoamérica como desarrollismo nacional, este modelo de desarrollo asume la necesidad del involucramiento del Estado en el proceso de industrialización ya a través de la posesión directa de la infraestructura industrial básica, o como coordinador de la economía mediante incentivos legales y materiales (subsidios) enfocados en regular la oferta de productos, capital y trabajo. El desarrollismo nacional fue la polìtica económica más importante en América Latina durante la década de los cincuenta; apoyó agresivamente una industrialización enfocada en los sectores básicos, como el siderúrgico, maquinaria y químico; fomentó la acumulación de capital para impulsar la industrialización, con una creciente dependencia de fondos extranjeros para inversión, tanto públicos como privados; y finalmente extendió el papel del Estado en la dirección de los distintos programas de desarrollo como clave para la consolidación de una nación capaz de reciprocar en la prosperidad, la justicia y seguridad. Sin embargo, como proyecto económico, el desarrollismo nacional estaba basado en la creencia de que la industrialización per se era una condición sine qua non para lograr la autonomía económica. Se creía que la caída de las exportaciones de los productos agropecuarios llevaría a los países de América Latina al subdesarrollo, si no se adoptaban nuevas políticas.

El escenario político brasileño de los años cincuenta ha sido considerado tradicionalmente como el de una república populista y el crecimiento de la población políticamente activa en Brasil durante esos años incrementó de 3.1% durante los últimos años de la vieja república (1889-1930) a 19% durante los años 1945 a 1955. La clave para el entendimiento del carácter populista de aquel periodo está en el hecho de que existiendo partidos políticos a escala nacional, ninguno pudo contar con un amplio apoyo entre los diversos segmentos de la sociedad, esta inhabilidad para canalizar las aspiraciones populares a través de las instituciones políticas llevó a la continuación, y a veces al fortalecimiento de la relación clientelar entre las masas y caciques locales.

La promoción del desarrollo nacional a través de un esfuerzo masivo, lo cual implicaba la sustitución de importaciones de productos manufacturados y reformas estructurales a través de grandes préstamos del extranjero, fue la principal meta perseguida por Brasil en los años cincuenta

Vargas comprendió que existían áreas específicas, denominadas cuellos de botella, por sus características restrictivas para el potencial productivo: transporte y el sector energético. Dada la limitada capacidad del Estado brasileño para invertir en ellas tendrían que depender de fondos públicos otorgados por gobiernos extranjeros, especialmente el de los Estados Unidos, a pesar de la retórica populista y nacionalista tras la que se escudaba. El desarrollo económico era visto como garantía de que el malestar social provocado por la miseria podía ser evitado, esto asumía que la industrialización llevaría a un bienestar económico generalizado, asegurando que lo que Kubitschek llamaba ideologías extranjerizantes, al referirse explícitamente a programas de izquierda comunistas, serían contenidas. Y sólo el progreso podía mantener la estabilidad nacional, aunque paradójicamente este crecimiento dependiera de la incorporación de capitales extranjeros dentro del contexto de una base política que se autodefinía como nacionalista, reavivando los sentimientos nacionalistas que habían florecido durante los años treinta, pero que menguaron en la segunda mitad de los años cuarenta, con espacios político más liberales e internacionalizantes en manos de los tecnócratas que dirigieron el gobierno durante la administración de Dutra (1946-1951).

Kubitschek tomó el poder en 1956 con una agenda similar la de Vargas en desarrollo económico, pero sólo pudo impulsar su Plan de Meta, creó agencias aisladas como centro de planeación burocrática racional con responsabilidades exclusivas para el presidente (valga referir algunas acciones en el México contemporáneo), ya que la estructura partidista y la burocracia tradicional tenían disposición o no eran capaces apoyar una estrategia de desarrollo nacional concertada, se valió de las agencias aisladas para implementar esa política. Su administración dependía de una operación simultánea de la política tradicional y una burocracia aparte. Posiblemente el éxito de Kubitschek al buscar reestructurar la dinámica de las relaciones interamericanas dirigiendo la preocupación por temas del desarrollo se relaciona con que el modelo de aceptación al capital extranjero y no significaba ninguna amenaza a las inversiones que ya operaban en la región.

Kubitschek distanció su postura de alineación política con los Estados Unidos persiguiendo su propio desarrollo económico y obtuvo el apoyo de otras naciones latinoamericanas para sus nuevos esfuerzos diplomáticos proponiendo una guía para lo que deberían ser los nuevos principios de las relaciones interamericanas:
  • Incremento del crédito público internacional para el fomento del desarrollo industrial de la región
  • Revisión de los términos comerciales existentes
El sentimiento nacionalista que Vargas y Kubitschek promovieron se aunó a la idea de que ninguna nación podía lograr, y mucho menos ejercer, la soberanía plena si no era económicamente autosuficiente y a salvo de los caprichos de los países industrializados. Es clara la utilización de la ideología nacionalista como propuesta racional para alcanzar metas materiales y sociopolíticas concretas expresadas a través de cifras de crecimiento económico y vendidas a los como un requerimiento para asegurar la estabilidad social.A pesar de la insistencia brasileña, la administración de Eisenhower apoyaba políticas económicas liberales que pugnaban por crear climas para la inversión privada, maximización de ganancias y estabilidad monetaria; contra préstamos de gobierno a gobierno impactaron de manera importante en Brasil durante los años cincuenta, fue por el ambiente propicio que encontró entre las élites políticas y económicas que habían estado involucradas en programas de industrialización, la influencia de estas ideas desarrollistas se deriva del hecho de que sus modelos probaron ser útiles para aplicar programas de desarrollo económico. La conceptualización del nacionalismo en Brasil se asoció con la idea del desarrollo y con el objetivo de un crecimiento económico acelerado para evitar disturbios sociales causados por la pobreza extrema. Este razonamiento pro statu quo, asume que el pastel (económico) tiene que agrandarse para que no tenga que ser dividido. La discusión entre países latinoamericanos y Estados Unidos en la posguerra refería a las fuentes de inversión en América Latina. Mientras que Eisenhower apoyaba el uso de fondos privados para promover el desarrollo en la región, los países latinoamericanos pedían por el establecimiento de fondos públicos internacionales para financiar su agenda de industrialización.