Georg Wilhelm Friedrich (1770-1831) nació en Stuttgart capital del estado federado del Sacro Imperio Romano Germánico, quien después de estudiar teología en Tu-binga, fue preceptor privado en Berna, Suiza; de1794 a1797 y en Francfort, (hoy Alemania) de 1797 a 1800. Posteriormente en 1801 se reasentó en Jena, para trabajar en su Universidad. Quizá sus primeras influencias fuesen Schelling y los románticos, el neohumanismo y de la educación teológica de inicios de su preparación intelectual con la que comulgaría el resto de su vida. Posterior a eso ejerce como profesor en la Universidad de Heidelberg; Según Hegel, en su filosofía se realiza la vida de la divinidad. Muere el 14 de noviembre de 1831 a la edad de 61 años, durante una epidemia de cólera en Berlín, Reino de Prusia
En el pensamiento Hegeliano, la filosofía es el saber absoluto, pero este saber no es dado gratuitamente al ser humano, sino que es el final de un largo desarrollo que desde las formas inferiores de vida se eleva hasta las superiores, esto constituye la metafísica hegeliana. Por otro lado, para Hegel, sólo en la madurez de la historia universal y de la ciencia natural puede existir una verdadera ciencia sistemática y el método de esta ciencia es el método dialéctico, en que la razón no se puede detener en la fase de su diversificación en las conciencias individuales, sino con la historia, la conciencia individual se hace espíritu y engloba en sus fases (conducidas dialécticamente) la existencia histórica, desde el estado de dependencia hasta el paulatino descubrimiento de la vida interior que alcanza en el curso de sus propias negaciones la superación de su contradicción y su triunfo final. Por tanto el conocimiento no es la representación del sujeto de algo "externo"; pues la representación que hace un sujeto de un objeto es a la vez parte integrante del objeto. La conciencia es no sólo conciencia del objeto sino también conciencia de sí mismo como sujeto.
Otro punto que me llama la atención es que para Hegel el Estado, representado en la monarquía constitucional, no consiste en el poder arbitrario de un individuo, sino en el hecho de que este individuo represente el Volksgeist = Espíritu del pueblo. Esta doctrina del Estado Hegeliano, alcanza su culminación en su filosofía de la historia, donde describe la evolución del espíritu objetivo desde las formas orientales hasta la culminación de la historia en el mundo germánico (por lo que no son gratuitas las críticas sobre su centralismo intelectual). Para Hegel, La historia es la evolución del Espíritu objetivo en el proceso hacia la conciencia de su propia libertad. Pues en la historia se realiza la tesis de la racionalidad de lo real y de la realidad de lo racional, en que la filosofía explica lo que es en su racionalidad y por eso las pasiones de la historia son "astucias de la razón". En la historia que piensa Hegel, no hay ningún deber ser, ningún utopismo, porque los momentos del Espíritu objetivo son los momentos de su interna necesidad racional. Por lo anterior la filosofía de Hegel equivale al final de la ruta en la evolución del Espíritu, a la última fase de su autodesarrollo completo y, por consiguiente, a la verdad de la Idea.
La visión racional de la historia universal de Hegel
Para Hegel la razón rige el mundo, por tanto, la historia transcurre racionalmente. La razón es, pues, la sustancia de la historia. Lo que significa que ha transcurrido de acuerdo con una serie de categorías que el historiador debe tomar en cuenta para explicar de forma convincente y racional la historia.
a) Variación. "Vemos un ingente cuadro de acontecimientos, pueblos, Estados e individuos en incesante sucesión. Cuando uno desaparece viene otro al momento a ocupar su puesto".
b) Negatividad. El espíritu no cesa de destruirse y construirse constantemente. Esto significa que las etapas históricas tienen un desarrollo interno dialéctico que las hace desaparecer para transformarlas en otras más potentes. Cada estadio histórico se muestra como un individuo que nace, florece, madura, decae y muere. En la muerte de un estadio reside el motor de cambio del proceso histórico, pues lleva en sí el germen de uno nuevo. "De la muerte surge la vida".
c) Razón. La historia se desenvuelve en el terreno del espíritu. Y el espíritu es una conciencia no sólo del sujeto, sino del objeto. Esta conciencia de sí es la libertad, es decir, la autoconciencia.
d) Libertad. Principio fundamental que hace posible la historia. Sólo teniendo conciencia de la libertad se puede ser libre, pero no basta con tener conciencia de la libertad, sino que es necesario hacerla real y objetivarla. Esta libertad se objetiva a través del Estado. El Estado es la perfecta expresión de la racionalidad y de la libertad, y, por tanto, representa la forma más alta del espíritu objetivo, en él se inserta plenamente lo individual y lo universal. Sólo en el Estado el hombre tiene existencia racional.
¿Cómo define Hegel la idea? ¿Cuáles son los medios de su realización? Y ¿cuál es el material de la realización?
El espíritu o idea es autoconciencia y libertad; la historia constituye su despliegue. La naturaleza del espíritu puede conocerse mediante lo que se le contrapone de manera absoluta, así como la substancia de la materia es la gravedad, la libertad es la substancia o el ser del espíritu. Y todas las propiedades del espíritu subsisten gracias a la libertad, son medios para la libertad. La libertad es lo único verdadero del espíritu. El Espíritu entonces es autoconsciente, se juzga a sí mismo en su propia naturaleza y es a la vez la actividad de llegar a sí y de producirse.
Desconcierto ante el espectáculo de contingentes calamidades que nos ofrece la historia. El hombre al actuar con sus pasiones, intereses, caracteres y disposiciones, construyo la historia como una mesa de sacrificios en la que han sido víctimas la infelicidad de los pueblos, la sabiduría de los Estados y la virtud de los individuos.
La idea y las pasiones humanas como los dos principios opuestos de la realidad histórica. Los fines se dan en nuestros pensamientos, pero no en la realidad, ya que aun no ha hecho el tránsito desde su interioridad a la existencia.
La idea y las pasiones humanas como los dos principios opuestos de la realidad histórica. En la realidad concurren dos momentos: la Idea, y las pasiones humanas y la unificación de ambos es la libertad moral en el Estado. Mientras que las pasiones son el aspecto subjetivo de la energía, de la voluntad y de la actividad; y lo mismo ocurre con la propia persuasión, con el propio modo de ver y con la propia conciencia. Siempre depende de ambos el que goza de una verdadera naturaleza. Y si alguno de ellos la tiene, le ocurre, entonces entra en la existencia y es real.
El Estado como síntesis de los principios anteriores. Un Estado está bien provisto de recursos y es poderoso cuando conjuga con sus fines generales el interés privado de sus ciudadanos que encuentran en él su satisfacción y realización. Pero en el Estado se requieren muchas instituciones y hallazgos, organización, luchas del entendimiento y luchas contra el interés privado y las pasiones, hasta que se realice la unificación.
La antítesis entre la Idea y la autoconciencia particular. La historia universal no es el asiento de la felicidad. Los periodos son de concordia, de carencia de antitesis. La actividad es el punto medio que hace pasar lo general e interior a la objetividad.
El papel de las grandes figuras de la historia. Los grandes hombres en la historia cuyos fines particulares encierran lo substancial que es la voluntad del Espíritu del mundo. Debe llamárselos héroes porque sacan sus fines y su vocación del transcurso de las historia, las figuras de la historia universal se reconocen porque son intuitivos, sus actos y sus palabras son lo mejor de su época.
Lo que el hombre hay de absoluto. En los individuos hay algo eterno y divino en sí mismo, la moralidad objetiva y la religiosidad, pues el hombre es un fin en sí mismo únicamente gracias a lo divino que hay en él gracias a la Razón y, en cuanto ésta es activa y autodeterminante.
Bajo las limitaciones de la realidad contingente palpita la Idea. La religión y la moral objetiva tienen la propiedad de encontrarse en el alma individual de un modo verdadero. La religiosidad y la moralidad objetiva de una vida restringida tienen un valor infinito.
Naturaleza, fin y excelencia del Estado. Las leyes morales no son arbitrarias, sino la misma racionalidad. El fin del Estado es que lo substancial impere, exista y se mantenga en las obras del hombre y en su mentalidad. El interés de la razón es que este mundo moral exista, en él se basa la equidad y el mérito de los héroes que han fundado los Estados. Éste es la realización de la libertad, el fin ultimo absoluto y subsiste en virtud de sí mismo.
La doctrina del Estado contrasta con la del estado de naturaleza y la del estado patriarcal. Hay oposición radical entre el principio de que el Estado es la realización de la libertad y la teoría de que el hombre es libre por naturaleza. Admite un estado de naturaleza en general en el cual nos representamos al hombre como en posesión de sus derechos naturales en el ilimitado ejercicio y en el disfrute de su libertad.
La voluntad de los individuos dentro de la autoridad del Estado. La voluntad individual como única determinación de la libertad del estado hace imposible toda constitución. El Estado es una entidad abstracta, cuya realidad misma de orden puramente general se halla en los ciudadanos pero el Estado es real y su existencia tan sólo universal debe concretarse en la voluntad y actividad individuales.
Referencias
Ferrater Mora. Diccionario de Filosofía. Buenos Aires. Sudamericana. 1969.
Hegel, Georg Wilhelm Friedrich. Lecciones sobre la filosofía de la historia universal. Series en Alianza universidad. Madrid, España: Alianza, 1980.
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