A partir de1779, España entró en una serie de guerras con Inglaterra y
Francia. Con Inglaterra de 1779
a 1783, luego con Francia de 1793 a 1795 y nuevamente con
Inglaterra en 2 guerras navales, en 1796 a 1802 y 1804 a 1808. Lo que provocó
que el sostenimiento de sus ejércitos incrementara sustancialmente el gasto
público, conduciéndole a un gasto presupuestal deficitario. Entre 1792 y 1807
los ingresos anuales de la tesorería se situaron en promedio de 35 millones de
pesos, mientras que sus egresos ascendían a un promedio de 55 millones, es
decir había un desfalco de 20 millones anuales. Lo que ocasionó que la Corona buscara diversos
empréstitos solicitados a banqueros holandeses e implementara los préstamos
voluntarios y forzosos exigidos a sus súbditos en España y América.
La Real Cédula de Consolidación era un recurso que la Corona usó primero en
España en 1798 pues la crisis financiera
de España del último tercio del siglo XVIII trató de enfrentarse implantándose
una serie de mecanismos financieros en dos sectores: uno que implico la
ampliación de las cargas fiscales, como donativos voluntarios y forzosos,
descuentos de salarios de burócratas y eclesiásticos, transferencia de partidas
presupuestales y adjudicación de la mitad de los sobrantes de propios y
arbitrios. Estas medidas solo implicaron endeuda miento para los particulares.
A la par se establecieron otras medidas económicas que si repercutieron en el
aumento de la deuda publica. Entre ellas se encuentran la solicitud de
empréstitos a banqueros holandeses y la emisión de vales o títulos de la deuda
publica. El propósito fue conseguir empréstitos muy elevados de la población
que adquiriera dichos títulos con el aliciente de obtener 10% de comisión y 4%
de interés anual. En tiempos de Carlos III, en 1780, se promovió la primera
emisión obteniendo un jugoso ingreso por 5 millones de pesos. La
Consolidación en
América, en primer lugar exigió el dinero líquido de instituciones y
fundaciones piadosas, en segundo lugar se enajenaron los bienes inmuebles que
poseían las fundaciones, adquiridas a través de donaciones, compras y otros
medios; la tercera medida fue exigir la entrega de los fondos sujetos a
inversión, los que las instituciones y fundaciones habían otorgado en préstamo
a particulares o fundaciones. Lo que afectó principalmente a comerciantes,
hacendados, mineros y pequeños propietarios y se perjudicó a las fundaciones
piadosas y obras pías como dotes para monjas o matrimonios, pensiones para
pobres, fondos para asilos, y los fondos de capellanías para el sostenimiento
de los sacerdotes seculares.
Fueron tres los factores que incrementaron la
resistencia de la población hacia la Consolidación: el embargo de bienes raíces, el
retraso en el pago de réditos a aquellos prestatarios que habían redimido sus
adeudos y el autoritarismo con que procedieron las Juntas de Consolidación. Por
lo que el resultado fue el creciente deseo de que la medida se derogara.
Referencias:
Von Wobeser, Gisela. Dominación colonial: La consolidación de vales
reales en Nueva España, 1804-1812. Universidad Nacional Autónoma de México,
México, 2003
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