Contexto
Tras la guerra contra los Estados Unidos
(1846-1848), que consecuentemente significó para México la pérdida de más de la
mitad de su territorio, las discusiones sobre cómo habría de gobernarse el país
continuaron. Y en 1852 reventó una nueva revuelta militar que disolvió el
Congreso y el reinstaló al general Antonio López de Santa Anna a la presidencia
de México, quien ratificó las “Bases para la administración de la República , hasta la
promulgación de la
Constitución ” elaboradas por Lucas Alamán, “pero la muerte
interrumpió su proyecto el 2 de junio de 1853 y la república tuvo que sufrir
una dictadura abusiva que cometió toda clase de excesos: nuevas cargas
fiscales, aumento del ejército, venta de la Mesilla y exilio de los principales liberales
radicales, quienes al convivir en Nueva Orleans iban a compartir ideas e
ideales que pondrían en práctica el triunfo de la revolución de Ayutla.” (Zoraida, 2006); ejerciendo
una dictadura despótica en la que se autonombró “Alteza Serenísima”. Pero la
hacienda pública estaba en bancarrota, por lo que Santa Anna impuso
contribuciones onerosas y ridículas que terminaron provocando el descontento
popular. Por otro lado la clase política mexicana pugnaba por la definición de
los dos proyectos de nación que se confrontaban desde la Independencia y así Federalistas
y Centralistas definitivamente se agruparon formando dos partidos con
ideologías bien determinadas, pero aún sin estructuras formales como partidos políticos,
surgiendo el grupo liberal y el grupo conservador cuyo enfrentamiento
ideológico principal radicaba en la separación de la Iglesia y el Estado, la
centralización o descentralización del poder público, y la construcción de un
Estado oligárquico o un Estado democrático. Sobre este periodo histórico Jan
Bazant comenta: “Los liberales moderados ligados al régimen existente, que
atacan únicamente a Santa Anna, no el sistema mismo; y la de los liberales
radicales desterrados en los Estados Unidos, como Juárez, Ocampo, Arriaga y
Mata, que se incorporaron al nuevo gobierno después de su repatriación. Sin
embargo, como es costumbre, llega un momento en que los moderados entran en
conflicto con los radicales; de este modo Comonfort apoya el Plan de Tacubaya
del General Zuloaga de diciembre de 1857, precipitando así un Golpe de Estado,
que elimina hasta al mismo Comonfort por demasiado liberal. Los liberales
reaccionan, volviéndose librepensadores y dictando las Leyes de Reforma. Hasta
el principio del Porfiriato, en 1876, el gobierno liberal procura ser fiel a
sus ideas.” (Bazant, p. 231)
¿Cómo se originó?
En marzo de 1854 en de Ayutla, Guerrero, detonó un levantamiento
Liberal encabezado por Juan Álvarez junto a Ignacio Comonfort y Florencio
Villarreal, cuyo pronunciamientos políticos tenían como objetivo central derrocar
la dictadura de Santa Anna y elegir a un presidente interino de la República que convocara
a un Congreso Extraordinario para ocuparse exclusivamente de constituir la
nación bajo una República representativa popular. Así: “La reforma al Plan de Ayutla
responde, pues, a exigencias políticas de partido y no a puntos de doctrina, según
pretendía hacerse aparecer… conviene advertir que no sólo se conculcaba la
voluntad de la representaci6n nacional,
sino que la reforma acusa claramente el temor
fundado de que se llegara por la vía legal al establecimiento de la monarquía”
(O' Gorman, p. 67)
¿De qué trata el Plan de Ayutla?
Básicamente el Plan de Ayutla enunciaba que la
permanencia de Santa Anna en el Poder era un amago constante para las
libertades públicas, pues que bajo su gobierno se minaba las garantías
individuales Y que debiendo conservar la integridad del territorio de la República , había vendido
la mitad del territoria a Estados Unidos. Así la Nación no podía continuar
por más tiempo sin formarse de un modo estable y duradero, dependiendo su
existencia de la voluntad caprichosa de un solo hombre…
“Cesan en el ejercicio del poder público don Antonio López de Santa Anna
y los demás funcionarios que, como él, hayan desmerecido la confianza de los
pueblos, o se opusieren al presente plan” (Plan de Ayutla, artículo 1º).
Por otro lado, también establece
que: “A los quince días de haber entrado en sus funciones el Presidente
Interino, convocará el Congreso Extraordinario, conforme a las bases de la ley
que fue expedida con igual objeto en el año de 1841, el cual se ocupe
exclusivamente de constituir a la
Nación bajo la forma de República representativa popular, y
de revisar los actos del ejecutivo provisional de que se habla en el artículo
2º…” (Plan de Ayutla, artículo 5º). Para
buscar operatividad a los principios del Plan de Ayutla fueron incorporados y
ampliados en el “Estatuto Orgánico
Provisional de la
República Mexicana ”, emitido por el presidente sustituto
Ignacio Comonfort el 15 de mayo de 1856, y cuyo propósito era establecer una disposición
legal provisional en lo que se establecía el nuevo orden constitucional por el
Congreso Constituyente que proponía el Plan de Ayutla.
“Es un
documento tan abundante en trivialidades declaratorias sobre el celo por la
libertad, sobre la abnegaci6n patri6tica
y sabre aquello de derramar la ultima gota de sangre:
un documento tan
inundado de halagos demag6gicos y tan colmado de resentimiento partidarista y de imprevisión política,
que apenas se distingue
de los muchos
otros de su especie
que lo precedieron.
Sin embargo, el hecho es que el
Plan de Ayutla ha despertado entre los
historiadores el entusiasmo, y ese hecho
pide una explicación” (O' Gorman, p. 66)
Se trataba de un ordenamiento que
despertó simpatías y numerosas críticas y oposiciones, aplicándose sólo en algunas
zonas determinadas del territorio nacional.
Repercusiones
Por un lado, el Plan de Ayutla fue un
ordenamiento que despertó tanto simpatías y apoyos, como numerosas críticas y
oposiciones, y que no tuvo vigencia en todo el territorio sino que se aplicó
sólo en zonas determinadas. La importancia de principio es que puso fin a la
dictadura de Santa Anna y convocado al congreso constituyente de 1855 y la Revolución de Ayutla se
preocupó por institucionalizar al país y otorgarle una carta constitutiva
moderna que permitiera que la libertad reconquistada transitara por las vías
institucionales de la convivencia social.
Liberales y conservadores comenzaron
de nuevo con las discrepancias en cuanto
al gobierno y las reformas sobre el clero y el control del ejército, Ignacio
Comonfort pretende unificar las opiniones nombrando a Juan Álvarez como
presidente interino en 1855. Pero El levantamiento de Ayutla dio apertura a un
cambio mucho más radical en la vida política y social del país, que desembocó
en la Guerra
de reforma.
“…tanto Juárez y Sebastián
Lerdo, como Porfirio Díaz, tendrían que responder al mismo reto que sus
antecesores, los liberales federalistas y centralistas a partir de 1830:
fortalecer el poder del gobierno nacional, reduciendo la autonomía de los
ayuntamientos y de los estados para darle a la República la estabilidad
que necesitaba para lograr el anhelado desarrollo. Los dos, como ha visto
claramente Carmagnani, se empeñaron en la centralización política en la esfera
federal y la descentralización política en los estados para modernizar el
Estado mexicano” (Zoraida, 2006).
El significado del triunfo de la Revolución de Ayutla
consiste en que, al tomar el poder político, los liberales definieron su
predominio sobre el grupo de los conservadores y pudieron llevar a cabo su
proyecto de nación.
Referencias
Bazant, Jan. Tres revoluciones mexicanas. En: Historia Mexicana. Vol.
10, No. 2, En el Cincuentenario de la Revolución. Oct. - Dic., 1960, pp.
220-242
Cosío Villegas,
Daniel. Historia mínima de México. Series en Biblioteca para la actualización
del maestro. México: SEP, 1998
Cueva, Mario de la.
(y otros) Plan de Ayutla: Conmemoración de su primer centenario -- México:
UNAM: Facultad de Derecho, 1954.
Edmundo O' Gorman. Precedentes
y sentido de la revolución de Ayutla. En: Secuencia: Revista de historia y
ciencias Sociales. Núm. 16, enero – abril.1990
Plan de Ayutla. 11
de marzo de 1854 (Fotocopia) de la carpeta de Historia de México del siglo XIX.
Serrano Migallón,
Fernando. Historia mínima de las constituciones en México. Series en Historia
mínima. México, El Colegio de México, 2013.
Zoraida Vázquez,
Josefina. Liberales y conservadores en México: diferencias y similitudes. En: Estudios Interdisciplinarios de América Latina
y el Caribe. Dossier sobre: Pensamiento Político en América Latina. Vol 8, No
1, 2006
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