Códice Azcatitlan
El Códice Azcatitlan
es un libro de historia mexica que narra desde el momento en que deciden salir
de su lugar de origen para buscar mejores horizontes, se reseña con detalle su peregrinación
y establecimiento en Tenochtitlan y los primeros años posteriores a la
conquista española.
Es posible que el
documento de Azcatitlan haya pertenecido a Fernando de Alva Ixtlilxóchitl,
miembro distinguido de la nobleza indígena colonial; bisnieto de
Nezahualpiltzintli de Texcoco y de Ixtlilxóchitl, figura clave en la conquista
de México. Se conoce de Ixtlilxóchitl su interés por la historia y se supone
que investigó con ahínco todo lo concerniente al pasado prehispánico. A su
muerte, muchos de sus documentos pasaron a manos de Carlos de Sigüenza y Góngora,
grande sabio del barroco mexicano, quien a su vez heredó su biblioteca a los
jesuitas mexicanos.
Lorenzo Boturini
Benaduci en su gusto por coleccionar este tipo de documentos adquirió
importantes fondos de los jesuitas; hasta que el Virrey Pedro Cebrián y
Agustín, conde de Fuenclara; ordena su deportación y la confiscación de su
colección de documentos, que quedan a resguardo de la Secretaría de Cámara
del virreinato. Boturini, de vuelta en Europa y con la intención de rescatar
sus valiosos documentos hace un recuento de la colección incautada o “Catálogo
del museo histórico indiano”. En dicho catálogo menciona al Códice Azcatitlan:
“...Otro Mapa en papel europeo de 25 fojas, quizás traducido de otro mas
antiguo, explica la
Historia Mexicana ; la venida de sus gentes a la Nueva España ;
mansiones que hicieron en los lugares, con caracteres de los años y símbolos de
los días; la llegada de los españoles, predicación del Santo Evangelio, y ritos
de nuestra Sagrada Religión”.(Boturini, 1746, pág. 10).
Hacia la primera
mitad del siglo XIX, el códice pasó a manos de Joseph Marius Alexis Aubin,
director de la sección de ciencias de la Escuela Normal
Superior de París, “quien originalmente llega a México con propósitos de
investigación en el campo de la física y la astronomía, pero que al ponerse en
contacto con el tema del México antiguo cambia sus intereses, centrándose en la
investigación histórica”.(Graulich, 1995, pág. 18) En 1840 Aubin se lleva toda
la colección a Francia y la vende a Eugène Goupil y a la muerte de este, es donada
a la Biblioteca
Nacional de Francia donde se conserva hasta la fecha en la sala
de manuscritos orientales, registrado dentro de la colección de fondos
mexicanos con el número 59-64.
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