viernes, 14 de mayo de 2021

Comentarios a La bancarrota del Virreinato de Carlos Marichal

Según el autor en la historiografía del México decimonónico tiende a explicarse el derrumbamiento del régimen colonial a partir de un conjunto de elementos políticos, sociales, económicos e ideológicos, y se pone un énfasis particular en los primeros dos.

Este ensayo ofrece un tipo de explicación con menor fortuna en la historiografía, que ha resultado sugerente para el caso de otros países con procesos revolucionarios en el mismo periodo. Su hipótesis sobre que la supervivencia de un régimen político depende de su solvencia financiera. Es decir, sostiene la idea de que la bancarrota fiscal y crediticia de un estado es condición para su derrumbe (cita el ejemplo el antiguo régimen Francés y la revolución de 1789) 


A finales de la época colonial existía en el virreinato de la Nueva España poca conciencia sobre cómo se relacionaba la extracción fiscal y la creciente inestabilidad política y social que se estaba produciendo. “Las razones de Estado se imponían por encima de las reclamaciones en contra de los nuevos gravámenes que los ministros de Hacienda del imperio fueron imponiendo a la sociedad novohispana desde mediados del siglo XVIII” (Marichal, Carlos, 1992, p. 154)


Las cargas fiscales fueron aumentando de manera constante desde las reformas administrativas y económicas que impuso José Galvez tras su visita a Nueva España en 1760; esta reforma fiscal fue la base de lo que se conoce como Reformas Borbónicas; un factor fundamental para extraer recursos económicos de la sociedad Novohispana.


¿Qué fueron las Reformas borbónicas?

Podemos hablar de las Reformas borbónicas como el “periodo de la época colonial muy importante que definió la historia de México, incluso después de haberse independizado de España.”(Jáuregui 2013) Toma su nombre de una serie de políticas Españolas en el siglo XVIII que pretendían conseguir recursos de donde fuese en el menor tiempo posible para tratar de fortalecer el imperio que enfrentaba problemas cruciales derivados por las consecuencias de la derrota sufrida en la guerra de los 7 años y la subsecuente pérdida de territorios que los acuerdos de paz impusieron; mientras que el empuje de un nuevo orden en las ideologías económicas que privilegiaban el naciente capitalismo sobre las costumbres feudales dejaban en claro que la administración de las colonias americanas de los tradicionales Virreyes y encomenderos era bastante deficiente, privilegiando la acumulación de capitales en manos particulares, en detrimento de los intereses de la Corona, particularmente en el territorio peninsular y en sus posesiones ultramarinas en América y las Filipinas.


¿Quiénes las propusieron y por qué?

Los monarcas Borbones de la Corona Española, Felipe V, Fernando VI y, especialmente Carlos III, durante el siglo XVIII; “el visitador José de Galvez encarnaría la mano dura de las Reformas Borbónicas en todo el territorio colonial, tal como si fuera los ojos y el criterio mismo de su Rey Carlos III” (Jauregui, 2015, min. 8:35)


¿Qué impacto tuvieron en la sociedad?

Entre 1760 y 1808 se fueron implantando cambios en materia fiscal, producción de bienes, comercio, religión y militares, reducción  del poder de las elites locales y aumento al control directo de la burocracia imperial sobre la vida económica. Intentando redefinir la relación entre España y sus colonias en beneficio de la península; lo que propició el descontento generado entre las elites criollas locales y aceleró el proceso de emancipación por el que España perdió la mayor parte de sus posesiones americanas en las primeras décadas del siglo XIX. 


Como el reformismo borbónico pretendía terminar con el monopolio económico-comercial ejercido por algunos grupos de criollos y peninsulares radicados en Nueva España, se estableció que la casa de moneda estuviera exclusivamente bajo control de la corona y sus representantes, al tiempo que se establecían los consulados de Veracruz y Puebla, limitando las relaciones de importación-exportación de productos a la autorización expresa de las aduanas novohispanas.


En el artículo David Brading, citado por Marichal, introduce el concepto “revolución en el gobierno” en donde defiende la idea de que las reformas estuvieron encaminadas a promover una mayor centralización y eficacia administrativa en las colonias americanas” (Marichal, Carlos, 1992, p. 156); en el terreno de la eficacia fiscal (capacidad de recaudación) fueron muy exitosas.


En el tema de la minería que Lucas de Lazaga y Velázquez de León proponían financiar las actividades mineras, tratar de reducirles las cargas fiscales, solucionar los conflictos por la posesión de las minas o el desagüe, precisar el contenido de las ordenanzas mineras y dotar al gremio de organismos directivos.


Militares y marinos de la real armada quedaban exentos de cualquier pago de impuestos.


Una de las principales modificaciones a la sociedad virreinal, fue la creación de cuadros burocráticos leales a la Monarquía de los Borbones, acotando la representatividad de los  criollos en la administración de Nueva España.


El territorio se dividió en provincias que operaban bajo la Real audiencia respecto a la administración de justicia, al tiempo que fueron nombrados intendentes de la administración central encargados de recaudar los impuestos y promover el desarrollo.


“Para los primeros años del siglo XIX podía decirse que el principal propósito de las Reformas Borbónicas en la Nueva España se había cumplido, los ingresos de la corona se habían multiplicado por cuatro y los novohispanos pagaban al rey un 70% más de impuestos que los contribuyentes de España…” (Jauregui, 2015, min. 15:08)


¿Repercusiones para los procesos de principios del siglo XIX?


“Si bien las Reformas Borbónicas significaron un auge en la economía mexicana que no se volvería a lograr hasta aproximadamente cien años después durante el Porfiriato. El tremendo despojo de recursos que llevó a cabo la corona española, significó también el principio de la ruina de la economía nacional durante el México independiente” (Jauregui, 2015, min. 20:55)


Básicamente podemos decir que las Reformas Borbónicas fueron un factor súper importante para que los Criollos decidieran independizarse de la Corona Española, pues “el aumento de la percepción y de la presión fiscal tenía límites que parecen haberse alcanzado alrededor de 1790, cuando se estancaron los ingresos por los impuestos tradicionales” (Marichal, Carlos, 1992, p. 159)

En los últimos años del sXVII en México el desarrollo tendría que basarse en el crecimiento económico pero para considerar la economía Novohispana como desarrollada económicamente, tendríamos que observar una variación de las estructuras que permitieran tanto la mejorar en la calidad de vida como en la organización productiva de su economía, lo cual al parecer no fue así, pues además de esperar conceptos cuantitativos como la acumulación de capital, esperaríamos  elementos cualitativos que nos permitieran observar cierta capacidad en la organización colonial para crear riqueza a fin de promover y mantener la prosperidad o bienestar económico y social de sus habitantes. Si bien se dieron grandes cambios en las diferentes estructuras novohispanas que alteraron elementos económicos, políticos, sociales, religiosos y culturales (un cambio profundo) Todos estos cambios buscaban la centralización del poder en la Corona peninsular, con la idea de conseguir mayor producción para remitir toda la materia prima posible y recaudar la mayor cantidad de impuestos a sus arcas; actividades que no obstante eran realizadas por los habitantes de las Colonias y generaban grandes ganancias mismas que no se les retribuía en modo alguno.


Por todo lo anterior es posible afirmar que las “Reformas Borbónicas” estaban pensadas para eficientar la producción de  las Colonias ultramarinas, es decir propiciar el “Crecimiento económico” de la Corona y en ningún sentido pretendían armonizar las actividades productivas, propiciar la infraestructura y capacitar la mano de obra colonial


Referencias.


Diccionario de economía y finanzas. En: http://www.eumed.net/cursecon/dic/D.htm#desarrollo, consultado el 26/08/2015


Marichal, Carlos (1992) "La bancarrota del Virreinato: finanzas, guerra y política en la Nueva España, 1770-1808", En:  Interpretaciones del siglo XVIII mexicano, Vàzquez, J. Z.(coord.), México, Nueva Imagen.


Las reformas borbónicas, adaptación gráfica. Texto original Luis Jáuregui. Francisco de la Mora y otros (guión), Colmex y Consejo editorial cámara de Diputados, México, 2013, p. 2


Reformas Borbónicas de Luis Jauregui basado en el libro de Nueva Historia mínima de México. (Video) En: https://www.youtube.com/watch?v=Lv2nuxtWQbc&feature=youtu.be consultado el 20/08/2015


lunes, 8 de marzo de 2021

Desarrollo, nacionalismo y relaciones exteriores en Brasil de los años cincuenta

Rossotto Rafael. Agrandando el pastel. Políticas de desarrollo, nacionalismo y relaciones exteriores en el Brasil de los años cincuenta. En Foro internacional, vol, 47, No. 2, 2007

La posguerra ejerció un fuerte impacto en la economía brasileña, la guerra le afectó positivamente, produciendo un superávit en sus intercambios comerciales durante el conflicto, pero comenzada la reconstrucción el capital se enfocó hacia los países involucrados directamente en la guerra, y la economía brasileña cayó drásticamente, forzando a las élites a redefinir sus prioridades productivas, pues los productos brasileños no podían competir en mercados internacionales y la dependencia tradicional de las exportaciones de café se vió afectada por medidas proteccionistas en Europa y Estados Unidos. El interés en promover una industrialización acelerada se volvió prioritário para Getulio Vargas y Juscelino Kubitschek. Aunque cada uno transitó caminos diferentes, compartían la idea de que la estabilidad social del país dependía de lograr un alto nivel de crecimiento económico en el menor tiempo posible. Terminada la WWII, nuevas organizaciones financieras y políticas internacionales se constituyeron para fortalecer la interdependencia de las economías nacionales, reforzando los vínculos entre los países de la esfera capitalista en el contexto de la bipolaridad política de la Guerra Fría. Una de estas organizaciones diseñada para buscar la manera en que Latinoamérica podría aprovecharse de este nuevo ciclo de desarrollo capitalista, fue la CEPAL, creada por la ONU en 1948. Los programas de desarrollo de la década de los 50´ en Brasil fueron ideados por las dos administraciones basados en las formulaciones técnicas de este organismo.

En esa década América Latina experimentó una crisis crónica en sus balanzas de pagos, dado su déficit en el comercio exterior. La política centrada en una rápida industrialización a través de la sustitución de importaciones y la producción doméstica de bienes industrializados con base en programas estatales de desarrollo llegó a ser conocida en Latinoamérica como desarrollismo nacional, este modelo de desarrollo asume la necesidad del involucramiento del Estado en el proceso de industrialización ya a través de la posesión directa de la infraestructura industrial básica, o como coordinador de la economía mediante incentivos legales y materiales (subsidios) enfocados en regular la oferta de productos, capital y trabajo. El desarrollismo nacional fue la polìtica económica más importante en América Latina durante la década de los cincuenta; apoyó agresivamente una industrialización enfocada en los sectores básicos, como el siderúrgico, maquinaria y químico; fomentó la acumulación de capital para impulsar la industrialización, con una creciente dependencia de fondos extranjeros para inversión, tanto públicos como privados; y finalmente extendió el papel del Estado en la dirección de los distintos programas de desarrollo como clave para la consolidación de una nación capaz de reciprocar en la prosperidad, la justicia y seguridad. Sin embargo, como proyecto económico, el desarrollismo nacional estaba basado en la creencia de que la industrialización per se era una condición sine qua non para lograr la autonomía económica. Se creía que la caída de las exportaciones de los productos agropecuarios llevaría a los países de América Latina al subdesarrollo, si no se adoptaban nuevas políticas.

El escenario político brasileño de los años cincuenta ha sido considerado tradicionalmente como el de una república populista y el crecimiento de la población políticamente activa en Brasil durante esos años incrementó de 3.1% durante los últimos años de la vieja república (1889-1930) a 19% durante los años 1945 a 1955. La clave para el entendimiento del carácter populista de aquel periodo está en el hecho de que existiendo partidos políticos a escala nacional, ninguno pudo contar con un amplio apoyo entre los diversos segmentos de la sociedad, esta inhabilidad para canalizar las aspiraciones populares a través de las instituciones políticas llevó a la continuación, y a veces al fortalecimiento de la relación clientelar entre las masas y caciques locales.

La promoción del desarrollo nacional a través de un esfuerzo masivo, lo cual implicaba la sustitución de importaciones de productos manufacturados y reformas estructurales a través de grandes préstamos del extranjero, fue la principal meta perseguida por Brasil en los años cincuenta

Vargas comprendió que existían áreas específicas, denominadas cuellos de botella, por sus características restrictivas para el potencial productivo: transporte y el sector energético. Dada la limitada capacidad del Estado brasileño para invertir en ellas tendrían que depender de fondos públicos otorgados por gobiernos extranjeros, especialmente el de los Estados Unidos, a pesar de la retórica populista y nacionalista tras la que se escudaba. El desarrollo económico era visto como garantía de que el malestar social provocado por la miseria podía ser evitado, esto asumía que la industrialización llevaría a un bienestar económico generalizado, asegurando que lo que Kubitschek llamaba ideologías extranjerizantes, al referirse explícitamente a programas de izquierda comunistas, serían contenidas. Y sólo el progreso podía mantener la estabilidad nacional, aunque paradójicamente este crecimiento dependiera de la incorporación de capitales extranjeros dentro del contexto de una base política que se autodefinía como nacionalista, reavivando los sentimientos nacionalistas que habían florecido durante los años treinta, pero que menguaron en la segunda mitad de los años cuarenta, con espacios político más liberales e internacionalizantes en manos de los tecnócratas que dirigieron el gobierno durante la administración de Dutra (1946-1951).

Kubitschek tomó el poder en 1956 con una agenda similar la de Vargas en desarrollo económico, pero sólo pudo impulsar su Plan de Meta, creó agencias aisladas como centro de planeación burocrática racional con responsabilidades exclusivas para el presidente (valga referir algunas acciones en el México contemporáneo), ya que la estructura partidista y la burocracia tradicional tenían disposición o no eran capaces apoyar una estrategia de desarrollo nacional concertada, se valió de las agencias aisladas para implementar esa política. Su administración dependía de una operación simultánea de la política tradicional y una burocracia aparte. Posiblemente el éxito de Kubitschek al buscar reestructurar la dinámica de las relaciones interamericanas dirigiendo la preocupación por temas del desarrollo se relaciona con que el modelo de aceptación al capital extranjero y no significaba ninguna amenaza a las inversiones que ya operaban en la región.

Kubitschek distanció su postura de alineación política con los Estados Unidos persiguiendo su propio desarrollo económico y obtuvo el apoyo de otras naciones latinoamericanas para sus nuevos esfuerzos diplomáticos proponiendo una guía para lo que deberían ser los nuevos principios de las relaciones interamericanas:
  • Incremento del crédito público internacional para el fomento del desarrollo industrial de la región
  • Revisión de los términos comerciales existentes
El sentimiento nacionalista que Vargas y Kubitschek promovieron se aunó a la idea de que ninguna nación podía lograr, y mucho menos ejercer, la soberanía plena si no era económicamente autosuficiente y a salvo de los caprichos de los países industrializados. Es clara la utilización de la ideología nacionalista como propuesta racional para alcanzar metas materiales y sociopolíticas concretas expresadas a través de cifras de crecimiento económico y vendidas a los como un requerimiento para asegurar la estabilidad social.A pesar de la insistencia brasileña, la administración de Eisenhower apoyaba políticas económicas liberales que pugnaban por crear climas para la inversión privada, maximización de ganancias y estabilidad monetaria; contra préstamos de gobierno a gobierno impactaron de manera importante en Brasil durante los años cincuenta, fue por el ambiente propicio que encontró entre las élites políticas y económicas que habían estado involucradas en programas de industrialización, la influencia de estas ideas desarrollistas se deriva del hecho de que sus modelos probaron ser útiles para aplicar programas de desarrollo económico. La conceptualización del nacionalismo en Brasil se asoció con la idea del desarrollo y con el objetivo de un crecimiento económico acelerado para evitar disturbios sociales causados por la pobreza extrema. Este razonamiento pro statu quo, asume que el pastel (económico) tiene que agrandarse para que no tenga que ser dividido. La discusión entre países latinoamericanos y Estados Unidos en la posguerra refería a las fuentes de inversión en América Latina. Mientras que Eisenhower apoyaba el uso de fondos privados para promover el desarrollo en la región, los países latinoamericanos pedían por el establecimiento de fondos públicos internacionales para financiar su agenda de industrialización.

lunes, 1 de marzo de 2021

Marginalidad en América Latina

 


La preocupación por la marginalidad en América Latina surgió después de la II Guerra Mundial, cuando las favelas brasileñas de condiciones precarias y generalmente ilegales se replicaron en la periferia de muchas de las grandes ciudades. El enfoque para enfrentar el problema ha sido diverso: desde la escasez de vivienda (que omite que la infravivienda es sólo un indicador de una situación compleja, caracterizada por el desempleo y el subempleo); el de Aníbal Quijano (CEPAL, 1966), que señala la existencia de dos enfoques principales para plantear el tema, el ‘estructuralismo funcionalista’ (en donde la integración de elementos en relación a la estructura social es consecuencia de las características de este elemento y se resolvería modificando estas características con ajustes en algunos sectores de la estructura social sin modificarla en su carácter fundamental) y el ‘estructuralismo histórico’ (la marginalidad es el resultado de las contradicciones en la naturaleza de la estructura social); otros estudios analizan la estructura ocupacional y su capacidad o incapacidad de absorber mano de obra. El texto de Oliven propone organizarse en tres aspectos:

Aspectos económicos

1- La dependencia sería la causa de la marginación de vastos sectores de población urbana, en el sentido que ellos no son incorporados al mercado formal de trabajo. La industrialización en América Latina sigue el mismo camino histórico de los países desarrollados, obligados a adoptar una tecnología que requiere de grandes capitales si desean competir en el mercado internacional y la abundancia de mano de obra barata formada por trabajadores sin calificación les es de poca utilidad, este patrón de incorporación al mercado internacional se torna crónicamente incapaz de generar una demanda real de fuerza de trabajo. pero no porque ella provoque desempleo tecnológico al utilizar técnicas que requieren una elevada composición orgánica del capital, sino porque el excedente así producido no es acumulado por entero dentro de estos países

2 - El debate sobre el problema del tamaño de la masa marginal y su utilidad para el mercado de trabajo, así como la articulaciones del sector marginal de la economía (las actividades económicas que la masa marginal debe desempeñar para sobrevivir) con la economía en general, procurando explicar cómo esto ayuda a intensificar la acumulación capitalista, pues las actividades desarrolladas por el sector informal de las ciudades latinoamericanas, lejos de ser marginales, cumplen con importantes funciones en relación a la acumulación.

Aspectos políticos

1 - Radicalización y violencia política. Su argumento central es el de que los migrantes internos van a las ciudades con expectativas que no les son satisfechas por la economía urbana y al verse frustrados se vuelcan hacia la izquierda política y la violencia constituyendo efervescentes poblaciones urbanas altamente politizadas

2 - La relativa apatía revolucionaria de los pobres urbanos. Por infrahumanas que sean sus condiciones de vida, esta es mejor de la que tenían en el campo. Miseria y opresión puede llevar a irrupciones de violencia ocasionales e inconsecuentes, pero incapaces de generar una efectiva conciencia política o de conducir a la acción revolucionaria organizada

Aspectos culturales

De inicio el autor lanza una serie de consideraciones que cuestionan la utilización del término de marginalidad en un análisis con perspectiva cultural.

1 - Autores que aceptan que los pobres tienen una cultura aparte, los retratan, con frecuencia, también como una amenaza y un trastorno público, este enfoque’La cultura de la pobreza’ plantea que el sector marginal construye su estructura y lógica en un modo de vida tradicional heredado generacionalmente. Esto se propone desde una perspectiva antropológica tradicional en la medida en que una cultura así proporcionaría a los seres humanos que la conforman un esquema de vida, un conjunto inteligente de soluciones para problemas humanos, y desempeña una significativa función adaptativa.
  • La falta de participación efectiva e integración de los pobres en las principales instituciones de la sociedad.
  • Al nivel de la comunidad local, condiciones habitacionales precarias, hacinamiento, gregarismo, un mínimo de organización que trasciende el nivel de la familia nuclear y extensa
  • Ausencia de la infancia en cuanto a estado especialmente prolongado y protegido del ciclo de vida, iniciación sexual precoz, uniones libres o matrimonios consensuales, incidencia de abandono de las esposas e hijos, tendencia a las familias centradas en la madre o en una mujer, fuerte predisposición al autoritarismo, falta de privacidad, y la competencia por los escasos bienes y por el afecto materno, fuerte sentimiento de marginalidad, de desamparo, de dependencia y de inferioridad.

Las implicaciones de este tipo de concepto son altamente protectoras del statu quo, pues si los pobres son culturalmente diferentes, existe poco o nada que podamos hacer por ellos

2 - Enfatizar exageradamente las buenas cualidades de los pobres, una perspectiva que implícitamente acepta que precisan ser defendidos y sus virtudes probadas, asuminedo una postura paternalista, se preocupa en forma exagerada de averiguar las características de los pobres en vez de analizar la estructura social y comparar diferentes grupos y clases sociales para obtener un panorama más global

La propuesta de Oliven es que en vez de postular una de las dos posiciones unidimensionales donde los pobres son culturalmente o diferentes (marginales) o iguales (integrados), parece más apropiado percatarse que está ocurriendo un proceso dinámico en el que simultáneamente se comparten perfiles de la cultura dominante y al mismo tiempo se muestran elementos que no pertenecen a ella, esto como un doble mecanismo de sobrevivencia. Por otra parte, la aceptación de ciertos trazos de la cultura dominante es necesaria para su subsistencia y convivencia social y el desarrollo de características culturales propias es un modo de mantener su identidad a través de la creación de perfiles que no aceptan íntegramente las reglas de las clases dominantes (resistencia).


Oliven, Rubén George. “Marginalidad urbana en América Latina” En: Revista EURE, vol. 7, No. 19, octubre, 1980

lunes, 22 de febrero de 2021

La postguerra del Chaco en Bolivia




Gallego propone la idea de que el golpe militar no fue un movimiento cívico-militar sino exclusivamente castrense como alternativa a la crisis de la derrota del Chaco y con miras a un poder militar permanente.

El texto parte de reconocer la existencia de un descontento generalizado en la sociedad, pérdida de base social del liberalismo, en el seno de la oligarquía existencia de corrientes ideológicas favorables a la rectificación del camino, descomposición de los canales de legitimidad política y crisis financiera. El cóctel perfecto para una revolución o un golpe de Estado. Sucedió lo segundo… en el que el movimiento militar socialista no aspiraba a convertirse en una organización de masas, sino a crear una élite que influyera sobre los oficiales regeneracionistas del Chaco, sensibles a un programa fundamentalmente nacionalista, cuyo nacionalismo se limitaba a la eliminación de la oligarquía y su sustitución por una burguesía nacional, estaban convencidos de que la nación se encontraba en el atraso y su modernización requería de una moderna clase media emprendedora, tutelada por el Estado militar y no subordinada a la oligarquía minera como tradicionalmente ocurría en Bolivia.

Después de la revolución de 1920, el partido Republicano toma el poder y se suceden distintos tipos de gobiernos que se enlistan a continuación:

1920 - Bautista Saavedra

  • Influencia en los primeros núcleos de la clase obrera organizada (franjas más humildes, radicales y numerosas)
  • Caudillaje paternalista
  • Primeras leyes sociales
  • Enemigo de la oligarquía minera
  • Incremento de impuestos para subsanar la posible quiebra del Tesoro público por la caída de ingresos estatales
  • Dependencia de capital extranjero, principalmente estadounidense a cambio de explotación petrolera hasta 1937 (nacionalización)
  • Dura represión a actores obreros individuales

1926 - Hernando Siles

  • Buscó sumar a sus bases a universitarios y jóvenes profesionales
  • Marxismo, Aprismo, ejemplo mexicano y corporativismo componían su retórica
  • Pérdida de su estandarte dirigente ante sindicatos e intelectuales
  • Reducción de ingresos estatales - incremento de deuda externa
  • Golpe cívico militar

1931 - Daniel Salamanca

  • Ideología conservadora
  • Incremento de deuda externa
  • Disminución de ingresos estatales
  • Descontento social - protestas y movilizaciones por parte de trabajadores y funcionarios
  • Destituciones y nombramientos de orden militar, lo que aceleró su rompimiento de apoyo y el golpe militar

Guerra del Chaco (Perú - Paraguay)

1934 - Tejada Sorzano

  • Intención de instaurar un poder militar permanente
  • Dificultad para unir en torno suyo a los partidos tradicionales
  • Ineficacia para encarar la posguerra
  • Confrontación con el caudillo Bautista Saavedra, cuya agenda programática era mucho más clara: liquidar permanencia liberalista del gobierno y abrir el camino al reformismo

Golpe militar

1936 - David Toro

  • Emergencia de nuevas fuerzas políticas (Fascistas, socialistas)
  • Importante nacionalismo en su programa de gobierno
  • Formación de nuevos sindicatos con influencia en el gobierno
  • Reformismo militar para superar el antiguo régimen
  • Implementación de socialismo de estado = entendido como capitalismo productivo y fecundo con repartición social
  • Negociación con oligarquías mineras, sindicatos, élites intelectuales y económicas

1937 German Busch

  • Disolución de junta de gobierno mixta = poder exclusivamente militar
  • Implementación de programas de modernización técnica
  • Impuestos sobre concesiones mineras
  • Legislación reformista radical en materia de trabajo: reglamentación de la huelga, salubridad laboral, derechos de sindicalización, vacaciones anuales, descanso dominical, prohibición de trabajo infantil
  • Profundo aislamiento político

El cambio en la composición del movimiento obrero, la aparición de fuerzas política nuevas y la muerte del caudillo según Gallego son factores que inician el fin del proyecto militar.

lunes, 15 de febrero de 2021

El peronismo y la clase trabajadora


El texto de James aborda el periodo de formación del movimiento peronista y los motivos de identificación entre la clase trabajadora con su retórica, en ese sentido esboza de inicio la situación de contexto sociolaboral en Argentina con las siguientes características: rápida expansión económica sin beneficio para la clase trabajadora, rezago salarial ante la inflación, represión a la protesta por empleadores y Estado; y escasa legislación laboral y social.

Perón se consagró a atender algunas de las preocupaciones de la emergente fuerza laboral industrial, al tiempo que socava la influencia de las fuerzas de liderazgo sindical que competían con él; impulsó en el ámbito de lo laboral una estructura de organización centralizada por rubros productivos incorporándose a un monolítico movimiento peronista y llamándoles a la acción como agentes del estado ante los trabajadores: a cada sector de la actividad productiva sólo se le otorgó un sindicato con reconocimiento oficial, la ley obligaba a los empleadores a negociar con el sindicato y los salarios y condiciones acordados en esa negociación se aplicaban a todo el rubro, mientras el Estado quedaba como supervisor y articulador de esa estructura. En lo sociopolítico, reconoció el status cívico-político de la clase trabajadora como fuerza social y promovió la integración de esa fuerza a una coalición política emergente, pero de la mano con las estrategias laborales esta integración quedaba supervisada por el Estado que promovía un proyecto justicialista con pretensiones corporativistas para organizar y dirigir grandes esferas esferas de la vida social, política y económica.

Resulta lógico entender que la propuesta Peronista de un Estado reformista que ofrecía ventajas concretas en el corto plazo a la clase trabajadora aún cuando su libertad de acción se viera comprometida al margen del centralismo sindicalista impuesto, lo que permite pensarles como actores dotados de una conciencia de clase en busca de un camino realista para la satisfacción de sus necesidades materiales, pero influidos por un pragmatismo básico, atento a las necesidades del capital y su satisfacción.

El atractivo político del Peronismo estaba en su capacidad para redefinir la noción de ciudadanía dentro de un contexto esencialmente socio-económico, en el que se prometía acceso a la plenitud de los derechos políticos, ante la inercia de exclusión que los sectores laborales sufrían aún cuando muchos de esos derechos político-sociales ya se tenían anteriormente. La novedad es que el Peronismo exigía su restablecimiento, y para ello construyó una retórica con prevalencia elementos caudillistas y símbolos de lucha contra la oligarquía, mediante un lenguaje tradicional (con constantes referencias a la cotidianidad y figuras alegóricas importadas de canciones de tango), en el que la idea de luchar por los derechos en el orden de la política implicaba inevitablemente un cambio social que les garantiza reconocimiento y representación en la vida política de la nación, con acceso directo y privilegiado al Estado por medio de sus sindicatos. En esa ecuación la principal responsabilidad se trasladaba a la fuerza laboral, pues Perón se consideraba sólo como su vocero, pero el éxito dependía de su capacidad de unión y organización para enfrentar los retos de industrialización y nacionalismo económico.

Pero la credibilidad Peronista no estaba sujeta sólo a su lógica axiomática de las promesas, sino a la inmediatez con que la justicia social y la integración político-social podía atraer los anhelados cambios sociales, en ese sentido el proyecto ignoraba la necesidad de contar con élites políticas profesionales y promovía un profundo antiintelectualismo, afirmando suficiencia y validez de hábitos, valores, estilos de vida y costumbres de la clase trabajadora, tal y como los encontraba

Para James el Peronismo marcó una coyuntura decisiva en la aparición de la clase trabajadora moderna en Argentina, su existencia y su sentido de identidad como fuerza nacional en lo político y lo social; esta no llegó al Peronismo plenamente consciente de su capacidad para constituirse como fuerza de acción con injerencia a nivel estatal, sino que encontró en la retórica Peronista un vehículo para satisfacer sus necesidades materiales. Y si bien esta retórica procuraba la identificación e incorporación de la clase trabajadora con el Estado (suponiendo cierto grado de pasividad y somnolencia en esa relación por parte del la fuerza de trabajo), paradójicamente el movimiento sindical emergió con fuerza portando un espíritu reformista no anticipado de gremialismo activo y autónomo.

lunes, 8 de febrero de 2021

El socialismo militar boliviano revisitado

 


El texto propone analizar las especificidades del antiliberalismo en Bolivia de los años 30. Parte de reconocer la emergencia de una oficialidad militar joven que participó en la guerra del Chaco, pero sin el estigma de haber llevado al país al desastre como sus generales, con credenciales de heróicidad y portadora de un discurso de regeneración nacional que despreciaba al régimen oligárquico y establecía alianzas con sectores civiles, particularmente el sindicalismo independiente. Esto según Stefanoni impulsó un régimen militar que buscaba alinear al país con las teorías sobre el Estado social moderno con capacidad de regulación e intervención económicas, por ello socialistas, nacionalistas e incluso una parte de la oligarquía alentaron un golpe de Estado (valga la observación paradójica de dicha alianza, dados sus intereses de clase tradicionalmente  antagónicos); naturalmente esa utopía de democracia funcional se enfrentaría a la tensión entre clasicismo y organicismo difícil de mantener. 

El gobierno militar golpista proponía que el país debía reorganizarse íntegramente con un Parlamento que funcionara bajo una doble representación: de partido, mediante voto individual igualitario y de gremio, mediante voto social de grupos. Pero como suele ocurrir con los gobiernos militares, corrupción y mala administración se delatan como problemas fundamentales del nuevo orden, siendo combustible de descontento social. La implementación de una ley de sindicación obligatoria es muestra de la ineficacia para gobernar, en una realidad de 80% campesina, indígena y analfabeta.

         En el mundo (antes de la II WW), la crisis sistémica del capitalismo y el libre mercado granjearon adeptos a ideas antiliberales y en varios sectores se veía a Alemania, Italia y URSS como modelos emblemáticos hacia el Estado centralizado y un despertar político, económico, cultural y moral. 

Los militares socialistas bolivianos buscaban un renacimiento nacional sostenido en la unidad, para un país históricamente fragmentado social, ética y geográficamente, por lo que la ideología comunista (lucha de clases) no aportaba a su afán unificador del nuevo orden, incluso se le veía como divisionistas anarquizantes. Así, ideologías fascistas y nacionalsocialistas les coquetean por su crítica al egoísmo y materialismo, pero sin atentar contra la propiedad privada y el mercado; al tiempo que brindaban insumos de unidad nacional orgánica y armónica.

            Se alejan de Estados unidos principalmente al efectuar la privatización, buscan alianzas políticas-comerciales con Alemania e Italia, pero estas naciones no veían posibilidad de réplica de sus naciones y sólo estaban interesadas en sus recursos para la guerra, por lo que no apoyan directamente la implementación de un régimen similar a los suyos en Bolivia.

La derrota del Chaco generó una profunda crisis en los marcos ideológicos sobre los que se sostenía el Estado liberal-conservador, convocando a intelectuales marxistas/socialistas y nacionalistas a proponer fórmulas de refundación influenciados por las experiencias fascistas, comunistas, nacionalsocialistas e incluso el Estado socialista mexicano.

El proyecto hegemónico se expresó en un socialismo organicista y anticomunista que  buscaba una democracia funcional en donde los intereses colectivos imperaran sobre los individuales apuntalado en los debates abiertos tras la derrota del Chaco que contribuyeran a la construcción de un imaginario movilizador de unidad nacional y fortalecimiento estatal.


viernes, 29 de enero de 2021

Historia, historias y estructuras formales del tiempo

Koselleck, Reinhart. “Historia, historias y estructuras formales del tiempo” En: Futuro pasado: para una semántica de los tiempos históricos. Barcelona : Paidós, 1993


Koselleck investiga experiencias históricas del tiempo y sus concepciones en diferentes momentos históricos, vistos desde el paradigma de la modernidad hace comparaciones con periodos pre modernos mediante la recurrencia a datos socio históricos, analiza testimonios lingüisticos que evidencian sus distintas experiencias temporales, comparándolas entre sí.

Su argumento es que desde el punto de vista semántico se pueden obtener indicios concretos para seguir las huellas de las transformaciones de la historia como disciplina y las modificaciones en la percepción de los tiempos históricos de quienes los experimentan. Desde la idea de que la investigación histórica exige una correcta datación para ordenar, narrar y analizar los acontecimientos del pasado es una presuposición del historiador (una construcción social de su tiempo y contexto) y en términos cronológicos no determina su propio tiempo histórico, pues se solapan diferentes ámbitos de experiencia y se entrecruzan distintas perspectivas de futuro. Así los tiempos históricos quedan vinculados a unidades políticas y sociales que dotan de capacidad de agencia entre actores e instituciones, con ritmos temporales propios, es como si viéramos muchos tiempos superpuestos unos a otros. Afirma que “para preservar la unidad de la historia como ciencia tienen que desarrollarse premisas teóricas que sean capaces de descubrir tanto las experiencias pasadas que pertenecen a un tipo completamente distinto, como también las experiencias propias”, por lo que pretende identificar las estructuras temporales de análisis para las historias.

Koselleck afirma que la historia no tiene un objeto de estudio propio pues participa de todas las ciencias sociales y del espíritu y se distingue sólo por sus métodos y sus reglas para llegar a resultados comprobables y los cuestionamientos por las estructuras temporales parecen servir al estudio teórico de su ámbito de investigación; entonces de ello se generan algunas inquietudes personales: ¿No será el tiempo el verdadero objeto de estudio?, ¿Tienen los historiadores sus tiempos propios no calendáricos u horarios?, ¿De ser así se presenta en distintos ritmos (aceleraciones, ralentizaciones, repeticiones, pronósticos, profecías, cálculos)?, ¿Qué sería entonces el tiempo histórico para la teoría de la historia en particular y la ciencia histórica en general? 

Para indagar sobre las estructuras temporales de la historia moderna y las historias en plural, y sus modalidades temporales de experiencia, recurre al análisis de épocas con órdenes temporales distintos, como retículos de conocimiento histórico que en la vida cotidiana, la política y las relaciones sociales, evidencian discusiones sobre las estructuras temporales institucionales, no sobrepasadas por las distintas épocas: Grecia y Persia clásicas (democracia/aristocracia); tradición judeocristiana (consideración de sus antagónicos para la legitimación de su propia historia); edad media (relativización de acontecimientos terrenales respecto al juicio final) y antiguo régimen (capacidad teórica para asimilar el derecho divino).

Así demuestra que el vínculo entre la historia en la modernidad, con la pluralidad de historias en el pasado, muestra razonablemente que las estructuras históricas y las experiencias del pasado se formularon aún antes de que se concibiera semánticamente la historia como progreso = Modernidad.

“El enlace natural de los decursos históricos en el mundo experiencial de la cosmología griega y el ordo temporarum teológico de la doctrina savífica judeocristiana, contenían conocimientos históricos que sólo podían alcanzarse haciendo abstracción de una totalidad de la historia”

Entonces:

¿Qué categorías de la historia moderna le diferenciarán de las concepciones del tiempo, analizados en los ejemplos?

Para responder, propone considerar los movimientos aceleraciones/ralentizaciones en las experiencias y expectativas históricas del mundo tecnificado, pues ya no es el juicio final, el derecho divino, o la cosmogonía mitológica; sino la suma de partes del mundo pensado como sistema.