Benedict, P. (1985). STORIA INTERPRETATIVA O STORIA QUANTITATIVA? Quaderni Storici,20(58 (1)), nuova serie, 257-269.
Llama
la atención que el inicio de las reflexiones de Philip Benedict sobre la aparición del libro: La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa del historiador Robert Darnton ,tomen lugar en la
distante relación entre el acontecimiento académico y el público culto de Norteamérica,
mientras que la comercialización del libro encuentra excelente ánimo de acogida entre un amplio sector de lectores a nivel
mundial, no privativo del ámbito académico. Se trata de un libro escrito originalmente
en inglés, que da cuenta de los distintos niveles culturales existentes en la
Francia del siglo XVIII. Escrito por la pluma de un extraordinario estilista “la
prosa está agradablemente salpicada de expresiones francesas y fluye con facilidad
entre el vigoroso inglés coloquial y el argot específico de numerosas
especialidades académicas.” Darnton logra lanzar ideas conun abordaje de interés para diversas
disciplinas; presentadas con claridad y verificando cada una de ellas mediante
escrupulosas pruebas de archivo, estimulando así lecturas en niveles diversos
para ofrecer un nuevo enfoque a la historia de las mentalidades. Una historia
en tendencia etnográfica, sensible a las sugerencias de la antropología
cultural.
La alternativa metodológica
que Darnton propone, en contraposición a los métodos cuantitativos, que estaban
tan de moda en los trabajos sobre historia cultural, es un enfoque hermenéutico,
en el que: cuando el historiador no alcance a comprenderlos significados del pasado en el texto “se
ofrece un camino fértil para penetrar las visiones del mundo que hemos perdido.
Partiendo de tales documentos, colocándolos en el mundo circundante de los
significados, pasando del texto al contexto y viceversa”, así el lector
encuentra significados a partir de su propio lugar intelectual. Muchos de los
textos de partida para La gran matanza, incluyen
géneros que pocos historiadores han utilizado antes como fuentes primarias;
cuentos, relatos, manuscritos y documentos poco notables; textos insólitos y
cautivadores, pero en el fondo según Benedict, el lector familiarizado con la
nueva forma de abordar la historia del ‘Antiguo Régimen’, nota que el terreno que
se recorre en cada capítulo es un trayecto familiar. Para un historiador que
rechaza el carácter impersonal y mecánico de la historia cuantitativa, la
antropología cultural ofrece un camino que le permite ‘escribir la historia
desde abajo’, de alguna manera más respetuoso del valor del individuo y con
cierta libertad a los supuestos materialistas de las tensiones de clase.
Los principales argumentos
que en esta controversia ofrece Darnton, son que la gente del pasado a la que estudiamos,
necesita ser interpretada no contada y muchos trabajos recientes terminan siendo
meras colecciones de tablas. Otro punto importante en este sentido, es que las
curvas estadísticas son en primera instancia, construcciones artificiales realizadas
por los historiadores, cuya interpretación queda influida por los prejuicios de
estos mismos. Por último, los objetos culturales , a diferencia de los
tabulados estadísticos, son producciones directamente diseñadas por los sujetos
de estudio quienes les dan significado en su propio contexto.
Para Benedict, “el método
Darnton resulta mucho menos innovativo (sic) de lo que su vestimenta lo hace
parecer a primera vista” y existen modificaciones históricas en los modos de
pensar, que difícilmente se comprenderían en el presente sin los métodos
cuantitativos aplicados a la historia. Y en lo que yo consideraría un ejercicio
de cierre reflexivo un poco forzado Benedictcomenta que: “The Great es el libro perfecto para recomendar a los
amigos que no son historiadores, para mostrarles el fermento de nuestra materia
en este momento; y al mismo tiempo… son consistentes tanto el interés como la
importancia de los resultados teóricos, estimulantes para los especialistas que
reflexionarán sobre él. Pero no se trata de un libro que transforma nuestra
comprensión de la Francia del XVIII”
En lo personal, creo
que “La cuantificación no debe estar en el polo opuesto de una investigación de
significados”. La complementariedad de técnicas y enfoques cuantitativos podría
apoyarnos en la construcción de explicaciones al hecho de que creencias y
actitudes difundidas tradicionalmente como testimoniales por los documentos
fuentes, fueron verdaderamente compartidas por los diversos sectores de la
población. Pero contrarío a la opinión de Benedict si considero que el estudio
serio de la forma en que se investigó y escribió La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura
francesa, puede ser buen pretexto para la reconstrucción de un discurso del
método innovador, aún que no necesariamente en total control de la academia.
En esta generación de Annales se intensifica la apertura
disciplinar y geográfica al conocimiento generado desde distintos frentes académicos;
continúan en su búsqueda por encontrar formas novedosas de hacer historia y
posiblemente la migración en el idioma de producción - del francés al ingles -
juega un papel importante en el proceso de descentralización del conocimiento.
La tendencia principal de los historiadores de Annales se centraba en
comprender cómo las ideologías y la imaginación social influían en los
acontecimientos, es decir una historia de las mentalidades donde la motivación
y las estructuras mentales, los hábitos de pensamiento y el aparato intelectual
de las sociedades jugaban un papel fundamental para tratar de explicar los
sucesos del pasado. Los métodos cuantitativos de la investigación social,
encuentran buen lugar de desarrollo entre esta generación, e incluso algunos de
estos historiadores utilizan formas de representación gráfica en los documentos
generados para ilustrar sus contribuciones. Una de las formas que adquirió esta
tendencia de concepción histórica fue denominada como psicohistoria
basada en la ideas de Wilhelm Reich y Erich Fromm, con exponentes como Laurie,
Le Roy, Besancon y Delameau.
Intelectuales
historiadoras femeninas consiguen un sitio de discusión incluyente para su
producción profesional, cobrando importancia el Género como centro de interés
temático en la construcción historiográfica.
El
debate entre Braudel y Mandrou da cuenta de las tensiones universales en la búsqueda constante de
modelos novedosos para abordar la realidad y las posturas que pugnan por
consolidar los enfoques también recientes en lo que podríamos llamar la nueva
historia.
La
Historia de la Alfabetización y la Historia del Libro, son temas ampliamente desarrollados
por esta generación, en muchos casos haciendo uso de métodos cuantitativos de
manera efectiva, por ser temas en la esfera de la historia cultural que se
prestan a la investigación colectiva y al análisis estadístico. En lo que
respecta a la Historia de la Alfabetización, el proyecto más importante lo
desarrolló Jaques Ozouf, utilizando censos y estadísticas castrenses, para
determinar la capacidad de firma y lectura de los reclutas franceses entre el
siglo XVI y XIX. Mientras que la Historia del Libro, se concentra en la
investigación sobre tendencias de producción del libro impreso y en los hábitos
de consumo y lectura de los diferentes grupos sociales. La figura clave en la
historia del libro, fue Henri-Jean Martin, quien estudió de manera general la
inversión y difusión de la imprenta, para continuar después con un estudio
riguroso sobre las tendencias productivas y de comercio del libro, así como los
gustos culturales en los diferentes grupos de público lector. Este tipo de
trabajos permitió a los historiadores contemporáneos situar al análisis de la
lectura en el marco de un estudio general
de la lectura material en los diferentes estratos sociales.
Pero
las pretensiones modestas o extremas en el uso de los métodos cuantitativos y
las maneras sensatas o crudas con que estos fueron empleados, generaron una
especie de reacción intelectual contra esa forma de abordaje de la historia,
respuesta especialmente crítica contra el
predominio de la historia social y estructural, distinguiéndose tres corrientes
principales: El giro antropológico, un retorno al tema político y el
renacimiento de la forma narrativa.
Braudel establece una crítica al campo
histórico tradicional de su época por dar este excesivo énfasis al desarrollo
de las campañas militares y al actuar de los grandes hombres, por lo que su
principal interés es situar a los individuos y los acontecimientos en el medio
geográfico en el que se desarrollan; planteando una historia en la que los
cambios se perciben mucho más lentos, con ciclos recurrentes en relación con su
ambiente geográfico, situando este como parte misma de la historia. Pues para
Braudel ni los acontecimientos, ni las tendencias generales pueden comprenderse
sin esta relación.
Su gran problema para las primeras
producciones, era mostrar que el tiempo se mueve a diferentes velocidades, y a
los acontecimientos no los comprende sin la historia de las estructuras y estas
requieren a su vez de la historia ambiental para ser explicados, pues describe
al ser humano como prisionero de su ámbito físico y su estructura mental, un
destino sobre el que el hombre poco puede hacer. Al tratar vastos espacios y
largos periodos, Braudel afronta el riesgo de disminuir la importancia del
acontecer humano, tratando de que sus lectores cobren conciencia de la importancia
que tiene la historia del espacio geográfico, en lugar de utilizar sólo el
acontecer político como única unidad estructuránte para el desarrollo
historiográfico, proponiendo así un ejercicio de larga duración en tres categorías
esenciales: Geográfica, Social e Individual. Como respuesta a su necesidad de
ver las cosas a gran escala.
Así, el estudio de la larga duración,
combina la compleja interacción del ambiente geográfico, la economía, la
sociedad, la política, la cultura y los acontecimientos; procurando una visión
de las cosas en su conjunto. Este ejercicio interdisciplinario se ve favorecido
por la creación de la Mison des Sciences de l’Homme,
que posibilitó la proximidad con pensadores como Claude Lévi-Strauss y Pierre
Bourdieu, quienes en la cotidianidad seguramente fueron partícipes de charlas
informales y seminarios conjuntos, manteniendo a los historiadores de los
Annales en contacto con las novedades disciplinares de sus vecinos.
En un segundo periodo productivo,
Braudel en colaboración con Febvre, al reconstruir la historia de la vida
material europea, entre 1400 y 1800, descarta el enfoque tradicional de la
economía política y considera a la vida cotidiana como concepto rector,
relacionado a la civilización material, para tratar de establecer desde este
punto de partida explicaciones a los procesos de relación entre la “pequeña
historia” y aquella que tiene que ver con las grandes tendencias económicas y
sociales de una época civilizatoria, aunque Braudel no aborda la historia de
las mentalidades a la manera de Febvre, sino que centra su atención en las áreas
culturales que tienen que ver con el intercambio de bienes interculturales,
ejemplo: La exportación de mobiliario occidental a las culturas orientales, y
su contundente rechazo por parte de estas.
A lo largo de su obra intelectual,
Braudel procura un equilibrio entre lo abstracto y lo concreto; lo general y lo
particular. Interrumpiendo su visión panorámica en ocasiones para enfocarse en
el estudio de algún caso concreto, echando mano a recursos anecdóticos
descriptivos como anclaje narrativo para mantener la atención de su audiencia,
al tiempo que apuntala su discurso global, sin perder de vista esa visión
multifactorial que integra su relato.
No obstante el método historiográfico
propuesto por Braudel no está exento de críticas disciplinares. En principio
esa amplitud de espíritu histórico, a decir de sus críticos, en ocasiones
resulta en una falta de rigor analítico que asigna importancia a factores
insostenibles en una discusión formal especializada, como lo demuestran las críticas
por parte de sus contemporáneos, a sus tesis
sobre la quiebra de la burguesía en el Mediterráneo, ó la relativa
significancia que asigna a la Batalla e Lepanto. Otro punto cuestionable a su
abordaje total, pudiera ser el débil análisis que realiza sobre los valores,
actitudes y mentalidades colectivas a lo largo de su obra.
Aún así, lo que Braudel intenta
demostrar con su trabajo (y parece ser que lo logra con bastante éxito), es
plantear la posibilidad de que en pleno siglo XX -posterior a la excesiva
tecnificación científica, resultante de las dos guerras mundiales- es posible
resistir a las presiones de hiperespecialización disciplinar, consiguiendo
operacionalizar el concepto de “historia de larga duración”, para abordar
problemas concretos, en diálogo con otras disciplinas sociales.
Una de las más celebres ambiciones de los historiadores de Annales fué desmontar los saberes tradicionales, aceptando los riesgos en las fronteras
de la innovación de una propuesta de rejuvenecimiento del oficio del
historiador al tiempo que recodificaron el dialogo con las ciencias sociales. Pues para esta
generación de historiadores no son suficientes: la descripción cronológica de los objetos, los
procedimientos de análisis, ni la naturaleza de la documentación; sino que
pretenden que el historiador construya sus problemáticas en la intersección de
una larga serie de interrogantes del presente, tomando prestados los métodos de
otras ciencias.
Los historiadores de Annales fueron
los precursores en subrayar la complejidad del tiempo, privilegiando la larga
duración. Argumentaban que
la exploración de los mecanismos temporales, debían construir a la contribución
de la historia, no obstante el cuidado particular de los fenómenos de más larga
duración lleva consigo el riesgo de olvidar los procesos por los cuales lo
nuevo sucede, por ello la atención a los procesos supone que las temporalidades
humanas son múltiples y que la conciencia cronológica no basta para fundamentar
la verdadera contemporaneidad.
Dentro de los múltiples desfases
entre las formas, las estructuras y los funcionamientos históricos, se
encuentra el origen de una evolución, no necesariamente alomérica y
estacionaria, sino histórica: irreversible, imprevisible y determinada, pues
cada sociedad está en un proceso constante de producción de sí misma y en el análisis
de este proceso se encuentra l única manera de romper con la insignificancia de
los relatos de sucesos.
Para Annales, la historia social ha
sido concebida de golpe, como aquella de lo colectivo y lo cuantificable,
preocupándose de medir los
fenómenos sociales a partir de indicadores simples, pero medibles masivamente,
reuniendo y analizando un enorme material, aún ante el riesgo de que esta
actividad pueda devorar la ambición del investigador y la inquietud misma de la
interpretación. El desarrollo de amplios bancos de datos, tropieza contra las
mismas aportas que tiene una concepción simplificada de la relación entre el
historiador y el documento, o entre el archivo y el pasado y pudiera desembocar
en la objetivación de las estructuras analíticas. Ante esto, los historiadores
de Annales advierten que los objetos sociales no son cosas dotadas de
propiedades, sino conjuntos de interrelaciones cambiantes en el interior de
configuraciones en constante aceptación, por ello proponen dilucidar los modos
de relación entre economía, sociedad y civilizaciones, como la principal tarea
del historiador.
Una
buena investigación histórica
resulta en un sistema de proposiciones explicativas, ligadas entre sí, resultando
en la expresión de una estructura que ayuda a disolver la opacidad en la
comprensión de la realidad histórica, a partir de principios de
inteligibilidad, pues el objeto de la historia no puede plantearse desde la
exterioridad, ni encerrarse en categorías a priori, sino que los procedimientos
de la experimentación son los que la construyen y la hacen comprensible. Así la
empresa de innovación e interdisciplinariedad de anuales, se basa en el derecho
y deber de los historiadores, de franquear las coacciones disciplinares y
aprovechar todos los recursos que ofrecen las ciencias sociales, valiéndose de
estos modos de interacción entre las practicas científicas especializadas. Aún
que son conscientes de algunos de los riesgos que esta postura implica: La
multiplicación indefinida de experiencias individuales y aisladas; así como la
posible falta de cohesión disciplinar en la solución empírica de los problemas
históricos.
En los últimos cuarenta y nueve años del pasado socio-político en México nos hemos mantenido atentos a las voces de los actores académicos y políticos partícipes del movimiento estudiantil, quienes desde el principio aportaron categorías epistemológicas mediante sus propias expresiones de la memoria (con su rebeldía de recordar para no repetir), procurando respuestas sobre los acontecimientos, las causas y sus consecuencias y en algunos casos incluso lanzan propuestas de acción para proceder según el contexto de su propio presente: el sangriento 1968. Posibilitando formas de explicar y comprender estos acontecimientos a lo largo del tiempo y colocando el recuerdo de los hechos al centro de la esfera pública para debatirles y negociarles en sus posibles significados. Con las historias del 68 vamos develando de a poco una de las múltiples formas de entender el pasado reciente y nuestro propio presente, que mucho tiene que ver con esa mutilación de esperanzas que caracteriza al México postrevolucionario, amordazado por esa viciosa reserva documental que han sufrido los archivos por mucho tiempo bajo el intragable argumento paternalista de la seguridad nacional.
Orientados por la expectativa de esclarecimiento (y porque no, de justicia) ante la velada verdad, aún a la sombra de intereses oscuros de muchos de los actores estatales involucrados que buscan imponer ciertas formas de entender el pasado bajo sus zapatos. Son muchos los historiadores - profesionales y no tanto-, que han demostrado que recuperar el pasado reciente del 68 se puede hacer de múltiples maneras, analizando momentos álgidos o débiles, con mayor o menor eco en el medio social; pero todas y todos abordan irreductiblemente y sin lugar a dudas una parte de esa tensión entre la experiencia cruda de la represión o el asesinato; y la certeza de que valió la pena - el sacrificio no fue en vano.
Las representaciones del 68 inician con el movimiento mismo y sus actores hacen al menos un par de intentos por explicar sus orígenes. En esta esquina, los estudiantes y los grupos que con ellos se solidarizan, argumentan desde un inicio que el movimiento se origina como respuesta a la violencia gubernamental ante las riñas entre estudiantes, así el conflicto tiene como motivo inicial la represión ejercida por el gobierno local, que desató una escalada en la violencia de los acontecimientos ante la represión de las manifestaciones por parte del poder federal, ergo la causa principal de la movilización estudiantil es responsabilidad de las acciones indiscriminadas del gobierno de Díaz Ordaz en contra de los jóvenes mexicanos. Al otro extremo del cuadrilátero el gobierno y los distintos sectores que lo apoyan sustentan una conjura atribuida al Partido Comunista Mexicano (PCM), orquestada desde el exterior del país, con la que fuerzas oscuras intentan impedir los Juegos Olímpicos programados para ese mismo año pues desde las primeras protestas estudiantiles se observaba el síntoma de esta conjura, atribuyendo así el inicio del conflicto a la violencia estudiantil
22 de Julio.Se suscita una riña en la ciudadela, entre estudiantes de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional, quienes junto a grupos juveniles identificados (en esa tradición popular de rebautizar a los actores para construirlos en personajes) como “Los Arañas” y “Los Ciudadelos” y estudiantes de la Preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México.
23 de Julio.Continúan los enfrentamientos estudiantiles, e interviene el cuerpo de granaderos del Distrito Federal contra los estudiantes, de forma violenta y pese a que se puede demostrar que los efectivos irrumpen en el edificio de la Vocacional 5, el general Luis Cueto, jefe de la Policía Preventiva niega la agresión. 26 de Julio. Dos actos públicos, por un lado la manifestación que conmemora el XV aniversario del asalto al cuartel Moncada, convocada por la Confederación Nacional de Estudiantes Democráticos (muy influida por el Partido Comunista), coincide con otra manifestación organizada por la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET) organización patrocinada por las autoridades del politécnico, quines protestan por la intervención en la Ciudadela. Ambos son duramente reprimidos por la policía. La Dirección General Federal de Seguridad y el Servicio Secreto ocupan las oficinas y los talleres donde se imprimía “La Voz de México” Órgano Central del Partido Comunista Mexicano.
27 de Julio. Los estudiantes toman las preparatorias 1, 2 y 3 de la UNAM. Se organizan las primeras asambleas estudiantiles. El general Luis Cueto declara que el fin de las agitaciones es desestabilizar para dañar la Olimpiada.
29 de Julio. Policía y Ejército ocupan los planteles de la Preparatoria Nacional y del IPN en el Centro de la ciudad. La puerta colonial de la Preparatoria 1 es destruida con un disparo de bazuca. El Secretario de Defensa, Marcelino García Barragán, niega este hecho acusando a los jóvenes de causar los destrozos con bombas Molotov.
30 de Julio. Se suspenden las clases en las escuelas dependientes de la UNAM y el IPN. En la Ciudad Universitaria, el rector Javier Barros Sierra iza la bandera a media asta, en protesta por la violación a la autonomía. Las transmisiones de radio UNAM concluyen temprano, en señal de luto. El regente de la ciudad, Alfonso Corona del Rosal, promete liberar las escuelas “de no haber más enfrentamientos”.
31 de Julio. Se generaliza la huelga en la UNAM, el Politécnico, la Normal Superior, Chapingo, la Universidad Iberoamericana, el colegio La Salle, el Colegio de México, en las escuelas del INBA y algunas universidades de provincia. La policía sale de la Preparatoria 5.
Posiblemente estas dos lecturas son las que más influencia tuvieron entre la opinión pública de la población civil no directamente involucrada en esa serie de acontecimientos que se acaban de enlistar, y ambos discursos permearon en el punto de vista de los distintos sectores de la sociedad al tiempo mismo en que se sucedían los acontecimientos. Pero se debe aclarar que la suposición de la conjura fue la que recibió mayor difusión por parte de los medios de comunicación. La idea de la conjura enel discurso gubernamental pretende descalificar al movimiento estudiantil mientras teje cierta dispensa moral al actuar gubernamental por los acontecimientos violentos. Reportajes, noticias, ensayos, crónicas, y artículos de opinión, aparecen como manifestaciones de hegemonía con responsabilidad de periodistas, escritores y políticos incondicionales al régimen, quienes se expresaron en un tono moral, aleccionador y paternalista sobre el movimiento, siempre desde una posición condenatoria. Los periódicos El Universal, Novedades y El Heraldo de México, se alinearon al discurso oficial con el único camino de colocarse en una posición de rechazo y preocupación frente a las expresiones de rebeldía y el arribo de corrientes ideológicas externas y malignas; ante la defensa de vigencia de un sistema de ideas y valores identificados con el paradigma revolucionario. Pues los comunicadores que apoyaron la idea de la conjura no dudaban de la vigencia de la revolución mexicana versus los intereses extranjeros que buscaban implantarse en la juventud y desestabilizar al país. Así, los ataques y las descalificaciones hacia el movimiento fueron gestados no solo por el Estado, sino por la existencia de un bloque conservador a través de todo tipo de fuentes pagados en los medios de comunicación.
El 68 constituye ya por sí mismo un episodio manifiesto de ruptura ante las estructuras históricas que le preceden (el fin de una época y el inicio de otra), un momento coyuntural que es punto de contraste entre nuestro pasado desolador y un futuro prometedor, o viceversa, evidenciando el desfase entre las formas hegemónicas intelectuales y las influencias culturales alternas como: el triunfo de la revolución cubana, la aparición de revistas con temas políticos y/o sociales en el país, o diversas expresiones artísticas críticas.
1 de Agosto.El rector Javier Barros Sierra encabeza una manifestación en defensa de la autonomía universitaria. La marcha, que sale de CU hasta Félix Cuevas por la Avenida Insurgentes, retorna al campus por Avenida Universidad. Mientras Díaz Ordaz pronuncia un discurso en Guadalajara en el que lamenta los acontecimientos recientes y ofrece su “mano tendida” a quien quiera estrecharla.
2 de Agosto.Se crea el Consejo Nacional de Huelga (CNH), formado por estudiantes de las instituciones en paro. Paralelamente se forma la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro libertades Democráticas. Se publica un desplegado de 26 directores del IPN y escuelas en apoyo a los estudiantes.
5 de Agosto.El Instituto Politécnico Nacional hace una manifestación masiva a la que no acude Guillermo Massieu, su director. El PPS acusa a la CIA de estar detrás del movimiento.
8 de Agosto.El CNH propone su pliego petitorio con seis puntos de demanda:
1. Libertad a los presos políticos. 2. Destitución
de jefes policiales, los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea y el
teniente coronel Armando Frías.
3. Extinción del Cuerpo de Granaderos.
4. Derogación del artículo 145 y 145 bis del Código Penal Federal, que condenaba el delito de disolución social y funcionaba como el argumento jurídico para las agresiones.
5. Indemnización a los familiares de los muertos y heridos desde el inicio del movimiento.
6. Deslindamiento de responsabilidades de las autoridades.
13 de Agosto.Se realiza la primera manifestación estudiantil al Zócalo, que parte del Casco de Santo Tomás y es encabezada por la Coalición de Profesores. Las cifras varían según quien los cuenta, pero se habla de 150 a 300 mil personas exigiendo el cumplimiento del pliego petitorio.
15 de Agosto.Una sesión extraordinaria del Consejo Universitario, presidida por el rector Barros Sierra, nombra una comisión representante de las demandas de los estudiantes y aprueba tres más, referentes al pago de los daños sufridos a la Universidad.
16 de Agosto. Inicia el movimiento de brigadas, al tiempo que se integra la Alianza de Intelectuales, Escritores y Artistas.
18 de Agosto.Se realizan los primeros festivales artísticos en Ciudad Universitaria y Zacatenco.
20 de Agosto. Se realiza una reunión a la que habían convocado al Congreso de la Unión para plantearles de manera directa sus demandas, pero no se presenta ningún legislador.
22 de Agosto. El secretario de Gobernación Luis Echeverría, ofrece un "diálogo franco y sereno" con representantes estudiantiles. El CNH acepta la propuesta, a condición de que el diálogo se realice en presencia de la prensa, la radio y la televisión.
27 de Agosto.Se realiza una manifestación desde el Museo de Antropología hasta el Zócalo. Mientras tocan las campanas de la Catedral, en la plaza se iza una bandera rojinegra a media asta, que luego fue arriada. Se vota la propuesta de establecer una asamblea permanente hasta que se acepte el diálogo público. En la madrugada, los estudiantes son desalojados violentamente por la fuerza pública.
28 de Agosto. El gobierno realiza un "acto de desagravio" a la bandera nacional al que asisten trabajadores al servicio del Estado. Grupos de estudiantes, que realizaban mítines relámpago, se mezclan con los burócratas. El acto finalmente es disuelto por carros blindados y tropa de infantería. Regresando de la manifestación, el profesor Heberto Castillo es golpeado en la puerta de su casa y se refugia en Ciudad Universitaria.
La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska es una obra representativa sobre las tensiones imperantes en la temporalidad que nos concierne y con la que estuvieron de acuerdo buena parte de los activistas encarcelados, pues consigue articular diversas voces que relatan el movimiento desde su inicio hasta la represión; y aún que a veces incluso se lee a sí misma un tanto contradictoria, en muchas ocasiones encuentra puntos en común con la realidad de los acontecimientos. Resaltando voces de los dirigentes encarcelados como los principales relatos, y otorgando voz a los que no la tuvieron, así como sistematizando la memoria silenciada mediante represión y censura lo cual de una vez y para siempre, deslegitima la acción violenta del Estado.
1 de Septiembre. En su IV informe de Gobierno, e1 presidente Díaz Ordaz amenaza con sofocar el movimiento estudiantil: “…hemos sido tolerantes hasta excesos criticados; pero todo tiene un límite y no podemos permitir que se siga quebrantando el orden jurídico, como a los ojos de todos ha venido sucediendo…”
3 de Septiembre. El CNH responde a lo planteado por el presidente en su Informe y ratifica su demanda de diálogo público.
6 de Septiembre.El gobierno propone “diálogo público pero sin exhibicionismo”. En rechazo a esta propuesta, el día 7 de septiembre el CNH celebro un mitin con 25 mil personas en Tlatelolco.
9 de Septiembre. El rector Barros Sierra hace un llamado a la comunidad para volver a clases, sin renunciar a los fines del movimiento.
13 de Septiembre. Se realiza la “manifestación del silencio”, del Museo Nacional de Antropología e Historia al Zócalo.
15 de Septiembre. El ingeniero Heberto Castillo, de la Coalición de Maestros, da el Grito de Independencia en Ciudad Universitaria.
18 de Septiembre. Alrededor de las diez de la noche, el ejército ocupa Ciudad Universidad. Son detenidas cerca de quinientas personas.
19 de Septiembre. El rector Javier Barros Sierra protesta por la ocupación militar, a la cual califica como un “acto excesivo de fuerza”.
20 de Septiembre. Enfrentamientos entre estudiantes y elementos de la policía en planteles del Politécnico en el norte de la ciudad.
23 de Septiembre.Barros Sierra presenta su renuncia como rector después de ser culpado por la violencia ejercida en la UNAM. Dice: “los problemas de los jóvenes, sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción”. Varias instituciones y personalidades cercanas a la Casa de Estudios rechazan la renuncia y le demandan retornar a la Rectoría.
24 de Septiembre.El ejército ocupa el Casco de Santo Tomás, después de una lucha de varias horas con los estudiantes.
26 de Septiembre.Barros Sierra retoma la Rectoría de la UNAM y exige la salida del ejército de sus instalaciones
30 de Septiembre. El ejército desocupa la Universidad.
1 de Octubre.Se reanudan labores de investigación, administración y, parcialmente, las de difusión cultural en la Ciudad Universitaria. El CNH decide continuar la huelga escolar y convoca a un gran mitin en la Plaza de las Tres Culturas.
2 de Octubre.Se celebra un mitin en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Tras una señal luminosa se desencadena un tiroteo que deja un número indeterminado de muertos y heridos. Cientos de estudiantes son detenidos e incomunicados.
En este momento queda claro que la conjura no proviene de los estudiantes, sino de los más altos niveles del gobierno, puesto que éste es responsable directo de la decisión de resolver con violencia el conflicto a partir de un operativo militar y paramilitar reflejado en la tragedia del 2 de octubre
Inmediatamente después de finalizada la movilización estudiantil, se inicia una tímida instalación de la denuncia. Seguramente La sensación de fracaso estaba presente entre los estudiantes del 68 en su momento del 68 las demandas no fueron cumplidas, pero algunos años después un par de semanas encontraron atención: Libertad a los presos políticos, derogación de los artículos 145 y 145 bis y apertura de dialogo con el sectorestudiantil. Aunque el recuerdo del movimiento no contó de inicio con el apoyo de partidos políticos u organizaciones amplias y esta tarea quedó a cargo de “los estudiantes de las principales universidades del país”, a traves de actos conmemorativos y las tradicionales marchas en la Ciudad de México.
9 de Octubre.El CNH responsabiliza al gobierno federal por los sucesos de Tlatelolco y afirma que no obstaculizará el desarrollo de los Juegos Olímpicos, estableciendo la Tregua Olímpica.
12 de Octubre. Se inauguran los XIX Juegos Olímpicos en el estadio de Ciudad Universitaria.
26 de Octubre. Son liberados 63 estudiantes. Quedan 165 inculpados en Lecumberri.
29 de Octubre. El ejército desocupa las instalaciones del IPN ubicadas en el Casco de Santo Tomás.
4 de Noviembre. Asambleas estudiantiles del Politécnico y la Universidad deciden mantener el paro hasta que se obtenga solución al pliego petitorio.
5 de Noviembre. Treinta miembros del CNH se reúnen con Julio Sánchez Vargas, procurador general de la República, y le exigen la libertad de todos los estudiantes presos desde el 23 de julio.
4 de Diciembre. El CNH acuerda levantar la huelga estudiantil. El paro duró 130 días.
6 de Diciembre . Se disuelve formalmente el CNH.
Luego de la represión del 2 de Octubre y la posterior disolución del CNH el 6 de diciembre, el movimiento entra en una fase de repliegue, trasladando la experiencia de lucha a diversas trincheras políticas: el objetivo era darle continuidad a la lucha ampliando los frentes. Esto significa un cambio en la relación de poder entre el gobierno y la sociedad civil, y el inicio de una nueva fase de movimientos sociales en el país.
Tras esta serie de acontecimientos se instaura en el imaginario colectivo el término de Crimen de Estado para referirnos al descenlace violento, bajo la lógica de que “la planeación y ejecución de la acción delictiva se produce en los espacios de decisión política y operativa de los organismos de Estado, y porque se determina y exige la participación y disciplina personal en el hecho delictuoso precisamente por el puesto y la jerarquía política de la persona en la estructura de la administración pública” explicó en su momento Raúl Álvarez Garín a propósito del movimiento del 68. (La Jornada, 30 de septiembre de 1998); por lo que no es gratuito cuando hace tres años ante la desaparición forzada de estudiantes en Iguala, tras una serie de episodios de violencia ocurridos durante la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 de septiembre, cuarenta y nueve años después, la sociedad civil traiga a la memoria los hechos violentos de 1968 y en las calles, grito al cuello, señale nuevamente que “Fue el Estado”.
La caracterización que hemos aventurado sobre el 68 estudiantil en México como movimiento de ruptura, leposiciona en la vanguardia de un proceso de transformación de la realidad nacional y de planteamiento de víasnovedosas para el desarrollo de la democracia en el país, es decir, de renovación nacional, enfrentando el discurso deaspiración de progreso y modernidad contra las cuentas pendientes del pasado. Aún que me parece importante aclarar que el acceso a los archivos del 68 se autorizó apenas hace unos años (al menos parcialmente), a partir de las “políticas de la memoria” y la creación de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) en medio de un contexto de debilitamiento del PRI y la alternancia presidencial.
Referencias:
1968 Un archivo Inédito. Micrositio a cargo de la
Coordinación de Estrategia Digital Nacional de la Presidencia de la República,
y la Unidad de Gobierno Digital de la Secretaría de la Función Pública -
http://www.cultura.gob.mx/micrositios/1968/lasimagenes.html Consultada el
19/092017
Carr, Barry - La izquierda mexicana a través del siglo XX.
México, Era, 1996.
Gómez Nashiki, Antonio.1968 Cronología del movimiento
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Consultada el: 19/092017
Se ubica en Av. 20 de
agosto, entre Río Churrusco y Calzada de Tlalpan. En un antiguo convento que la
orden eclesiástica de los franciscanos
cedieron a la orden de los dieguinos
en 1580, quienes establecieron allí su noviciado y el colegio de formación de
misioneros que evangelizaron Filipinas, China y Japón. Se usó como cuartel
militar durante el siglo XIX y uno de los escenarios donde se libró una de las
batallas más importantes contra el ejército estadounidense en 1847. Fue Abierto
como museo desde 1981.
El huerto era un espacio
ocupado por las comunidades monacales para proveerse de alimentos, cultivaban
hortalizas y frutas para autoconsumo; y hierbas, que empleaban como condimento
o tratamientos medicinales. Podemos leer en la ficha explicativa: “El huerto
formaba parte de una unidad productiva autosuficiente para abastecer a los
frailes; en el huerto del convento encontramos el aljibe, depósito
indispensable para el baño de los placeres, para el riego de la misma huerta y
para la cocina”.
La museografía incluye algunos cartelones en
que se indica al visitante de que tipo de planta se trata y algunos usos que se
le atribuyen, por ejemplo:
Sábila
(alóe aristata)
Origen, América y África
Hojas. Aplicación
local alivia las molestias de quemaduras y heridas en la piel, molida controla
diabetes
Aún cuando el montaje
museográfico no deja de dar la impresión de una maqueta impoluta, el visitante
puede darse una idea de los utensilios que se usaban y la distribución
espacial, a la sazón, la ficha explicativa indica:
“Un
sitio muy importante para todo convento era la cocina, lugar donde se
preparaban los alimentos de la comunidad y los que se ofrecían a los viajeros y
peregrinos que llegaban a hospedarse en este sitio.
La cocina era un lugar para la vida comunitaria, de
sus hornillas, asadores y fogón salían los más variados platillos que
alimentaban a los frailes del convento. La cocina fue también lugar de
intercambios culturales y del mestizaje.
De cocinas como esta surgieron los sabores, olores y
viandas que incluso hoy reconocemos como mexicanos”
Un
espacio que en lo personal impresionó gratamente mi atención es aquel al fondo
de la cocina en el que pueden apreciarse varios contenedores de barro (algunos
de ellos ya rotos), pues la luz se filtra de una manera muy particular en el
sitio, que conjuntamente con los materiales de construcción y el barro rojo de
los contenedores permite al visitante imaginarse en un sitio en el que no ha
pasado el tiempo… un ambiente atemporal que bien pudiera ser 1580, 1981 o 2015…
En el
gran fregadero eran lavados todos los trastos y utensilios de la cocina. Para
fregar ollas y cazuelas, los sirvientes y esclavos se servían de escobetas y
estropajos de fibras vegetales. Para acabar con el cochambre en cazos y
sartenes se usaba la piedra pómez. Junto al fregadero, se ubicaba la pila para
almacenar agua.
“El refectorio del convento. De acuerdo con la regla
de la orden (supongo que se refiere tanto a los franciscanos como a los dieguinos) Los alimentos tenían que ser
consumidos en forma comunitaria en el refectorio, Todos los frailes se reunían
a la hora que marcaban las Constituciones y ocupaban su ligar en la mesa.
En ciertas fechas, además de acompañar la comida con
lecturas edificantes, un grupo de frailes o laicos podían interpretar algunas
piezas musicales. Los días de fiesta, la mesa de los frailes se veía colmada de
deliciosos platillos.
Las grandes mesas donde comían los frailes se
encontraban distribuidas de la siguiente forma:
a. Paralelas a lo largo de los muros en ellas se
sentaban los estudiantes y frailes
b. Una transversal a las primeras, ocupando la
cabecera del refectorio, asignada al prior del convento y a los invitados
ilustres de él.”
Tras la guerra contra los Estados Unidos
(1846-1848), que consecuentemente significó para México la pérdida de más de la
mitad de su territorio, las discusiones sobre cómo habría de gobernarse el país
continuaron. Y en 1852 reventó una nueva revuelta militar que disolvió el
Congreso y el reinstaló al general Antonio López de Santa Anna a la presidencia
de México, quien ratificó las “Bases para la administración de la República, hasta la
promulgación de la
Constitución” elaboradas por Lucas Alamán, “pero la muerte
interrumpió su proyecto el 2 de junio de 1853 y la república tuvo que sufrir
una dictadura abusiva que cometió toda clase de excesos: nuevas cargas
fiscales, aumento del ejército, venta de la Mesilla y exilio de los principales liberales
radicales, quienes al convivir en Nueva Orleans iban a compartir ideas e
ideales que pondrían en práctica el triunfo de la revolución de Ayutla.” (Zoraida, 2006); ejerciendo
una dictadura despótica en la que se autonombró “Alteza Serenísima”. Pero la
hacienda pública estaba en bancarrota, por lo que Santa Anna impuso
contribuciones onerosas y ridículas que terminaron provocando el descontento
popular. Por otro lado la clase política mexicana pugnaba por la definición de
los dos proyectos de nación que se confrontaban desde la Independencia y así Federalistas
y Centralistas definitivamente se agruparon formando dos partidos con
ideologías bien determinadas, pero aún sin estructuras formales como partidos políticos,
surgiendo el grupo liberal y el grupo conservador cuyo enfrentamiento
ideológico principal radicaba en la separación de la Iglesia y el Estado, la
centralización o descentralización del poder público, y la construcción de un
Estado oligárquico o un Estado democrático. Sobre este periodo histórico Jan
Bazant comenta: “Los liberales moderados ligados al régimen existente, que
atacan únicamente a Santa Anna, no el sistema mismo; y la de los liberales
radicales desterrados en los Estados Unidos, como Juárez, Ocampo, Arriaga y
Mata, que se incorporaron al nuevo gobierno después de su repatriación. Sin
embargo, como es costumbre, llega un momento en que los moderados entran en
conflicto con los radicales; de este modo Comonfort apoya el Plan de Tacubaya
del General Zuloaga de diciembre de 1857, precipitando así un Golpe de Estado,
que elimina hasta al mismo Comonfort por demasiado liberal. Los liberales
reaccionan, volviéndose librepensadores y dictando las Leyes de Reforma. Hasta
el principio del Porfiriato, en 1876, el gobierno liberal procura ser fiel a
sus ideas.” (Bazant, p. 231)
¿Cómo se originó?
En marzo de 1854 en de Ayutla, Guerrero, detonó un levantamiento
Liberal encabezado por Juan Álvarez junto a Ignacio Comonfort y Florencio
Villarreal, cuyo pronunciamientos políticos tenían como objetivo central derrocar
la dictadura de Santa Anna y elegir a un presidente interino de la República que convocara
a un Congreso Extraordinario para ocuparse exclusivamente de constituir la
nación bajo una República representativa popular. Así: “La reforma al Plan de Ayutla
responde, pues, a exigencias políticas de partido y no a puntos de doctrina, según
pretendía hacerse aparecer… conviene advertir que no sólo se conculcaba la
voluntad de la representaci6n nacional,
sino que la reforma acusa claramente el temor
fundado de que se llegara por la vía legal al establecimiento de la monarquía”
(O' Gorman, p. 67)
¿De qué trata el Plan de Ayutla?
Básicamente el Plan de Ayutla enunciaba que la
permanencia de Santa Anna en el Poder era un amago constante para las
libertades públicas, pues que bajo su gobierno se minaba las garantías
individuales Y que debiendo conservar la integridad del territorio de la República, había vendido
la mitad del territoria a Estados Unidos. Así la Nación no podía continuar
por más tiempo sin formarse de un modo estable y duradero, dependiendo su
existencia de la voluntad caprichosa de un solo hombre…
“Cesan en el ejercicio del poder público don Antonio López de Santa Anna
y los demás funcionarios que, como él, hayan desmerecido la confianza de los
pueblos, o se opusieren al presente plan” (Plan de Ayutla, artículo 1º).
Por otro lado, también establece
que: “A los quince días de haber entrado en sus funciones el Presidente
Interino, convocará el Congreso Extraordinario, conforme a las bases de la ley
que fue expedida con igual objeto en el año de 1841, el cual se ocupe
exclusivamente de constituir a la
Nación bajo la forma de República representativa popular, y
de revisar los actos del ejecutivo provisional de que se habla en el artículo
2º…” (Plan de Ayutla, artículo 5º). Para
buscar operatividad a los principios del Plan de Ayutla fueron incorporados y
ampliados en el “Estatuto Orgánico
Provisional de la
República Mexicana”, emitido por el presidente sustituto
Ignacio Comonfort el 15 de mayo de 1856, y cuyo propósito era establecer una disposición
legal provisional en lo que se establecía el nuevo orden constitucional por el
Congreso Constituyente que proponía el Plan de Ayutla.
“Es un
documento tan abundante en trivialidades declaratorias sobre el celo por la
libertad, sobre la abnegaci6n patri6tica
y sabre aquello de derramar la ultima gota de sangre:
un documento tan
inundado de halagos demag6gicos y tan colmado de resentimiento partidarista y de imprevisión política,
que apenas se distingue
de los muchos
otros de su especie
que lo precedieron.
Sin embargo, el hecho es que el
Plan de Ayutla ha despertado entre los
historiadores el entusiasmo, y ese hecho
pide una explicación” (O' Gorman, p. 66)
Se trataba de un ordenamiento que
despertó simpatías y numerosas críticas y oposiciones, aplicándose sólo en algunas
zonas determinadas del territorio nacional.
Repercusiones
Por un lado, el Plan de Ayutla fue un
ordenamiento que despertó tanto simpatías y apoyos, como numerosas críticas y
oposiciones, y que no tuvo vigencia en todo el territorio sino que se aplicó
sólo en zonas determinadas. La importancia de principio es que puso fin a la
dictadura de Santa Anna y convocado al congreso constituyente de 1855 y la Revolución de Ayutla se
preocupó por institucionalizar al país y otorgarle una carta constitutiva
moderna que permitiera que la libertad reconquistada transitara por las vías
institucionales de la convivencia social.
Liberales y conservadores comenzaron
de nuevo con las discrepancias en cuanto
al gobierno y las reformas sobre el clero y el control del ejército, Ignacio
Comonfort pretende unificar las opiniones nombrando a Juan Álvarez como
presidente interino en 1855. Pero El levantamiento de Ayutla dio apertura a un
cambio mucho más radical en la vida política y social del país, que desembocó
en la Guerra
de reforma.
“…tanto Juárez y Sebastián
Lerdo, como Porfirio Díaz, tendrían que responder al mismo reto que sus
antecesores, los liberales federalistas y centralistas a partir de 1830:
fortalecer el poder del gobierno nacional, reduciendo la autonomía de los
ayuntamientos y de los estados para darle a la República la estabilidad
que necesitaba para lograr el anhelado desarrollo. Los dos, como ha visto
claramente Carmagnani, se empeñaron en la centralización política en la esfera
federal y la descentralización política en los estados para modernizar el
Estado mexicano” (Zoraida, 2006).
El significado del triunfo de la Revolución de Ayutla
consiste en que, al tomar el poder político, los liberales definieron su
predominio sobre el grupo de los conservadores y pudieron llevar a cabo su
proyecto de nación.
Referencias
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10, No. 2, En el Cincuentenario de la Revolución. Oct. - Dic., 1960, pp.
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